Diario de León

Un navegante leonés en el Pacífico Sur

DF4P6F9-11-34-23-5.jpg

DF4P6F9-11-34-23-5.jpg

Publicado por
León

Creado:

Actualizado:

alfonso garcía

Es este un libro hermoso, atractivo y necesario, con las relaciones de los viajes de Álvaro de Mendaña, Pedro Fernández de Quirós y Diego de Prado —planos a color de los mismos—: sus aventuras ultramarinas nos hablan de la curiosidad sin límites del ser humano que, tras la conquista de América, siguió buscando expandir las fronteras de la Corona en demanda de la legendaria isla del rey Salomón. Por razones obvias, entre ellas la falta de espacio, prestamos atención al leonés Álvaro de Mendaña. En 1567 el gobernador del Perú decidió armar dos navíos capitaneados por el de Congosto, en los que embarcaron los personajes más indeseables de Lima en busca de la isla del rey Salomón, también conocida como Ofir. La travesía fue tranquila y en unos meses fueron alcanzando distintas islas australes hasta que la marinería presionó a Mendaña para abandonar el archipiélago de Salomón siguiendo la ruta de tornaviaje hacia la Nueva España. Las relaciones que dio el navegante desilusionaron al oidor, pues en las islas descubiertas no había «muestra de especiería, ni de oro ni plata… y la gente era toda desnuda».

A pesar de las críticas sufridas, Mendaña volvió a España en 1572 y logró que el rey le concediera una nueva capitulación para poblar las islas occidentales. Largos años en espera de permiso y penurias que incluso lo retuvieron en prisión se sumaron a la irrupción de F. Drake en el Pacífico, rompiendo cincuenta años de hegemonía española. Años de repliegue que se centraron en la defensa más que en la conquista y que Mendaña aprovechó para contraer matrimonio con Isabel de Barreto. Gracias a su dote y al beneplácito del nuevo virrey del Perú pudo emprender un segundo viaje. Una vez más, cundió el descontento entre la marinería al ver que allí no había rastro de las riquezas anunciadas. El leonés se vio desbordado ante las intrigas de su mujer, la falta de víveres y la enfermedad del escorbuto que acabó con su vida. Los supervivientes abandonaron Santa Cruz con el objetivo de alcanzar las Filipinas, el puerto español más próximo, con la viuda de Mendaña al mando. Sin embargo, el carácter despótico de Isabel de Barreto supuso que la travesía hasta Cavite estuviera llena de penalidades.

tracking