Diario de León

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Manteniendo la misma tradición con la que comenzó allá por el año 1856 y que ha ido pasando de generación en generación, la Confitería Conrado de La Bañeza ha sabido evolucionar conservando esa esencia tradicional conjugándola con la innovación y la creatividad en todos sus productos haciéndolos únicos. Una calidad que se denota en sus dulces durante todo el año, pero que es especialmente palpable cundo se acerca la Navidad.

Sus productos, calificados como «manjares» por muchos —puesto que hacen las delicias tanto de pequeños como de mayores— son fruto de esa unión de tradición, innovación y calidad combinados con la mejor materia prima de la provincia leonesa como mantequilla, frambuesas o arándanos, entre otros. «Creemos que es muy importante saber de donde venimos para conocer nuestras raíces, pero también nos gusta tener un punto diferenciador del resto y para lograr ambas cosas tenemos que ser fieles a los productos de nuestra tierra», asevera el maestro pastelero Sergio González.

Una época navideñada en la que la gran apuesta de la confitería son los turrones, elaborados cien por cien por ellos mismos en su obrador y donde además de los clásicos —como los duros, yema tostada, almendras— se pueden encontrar otros más innovadores. Entre ellos se encuentra el turrón de roscón de reyes —de los primeros que se hace en España—, el turrón trufado con frambuesas del Teleno, un turrón trufado irlandés y mazapán de nata en honor al Carnaval bañezano o un turrón semifrío de gintonic «que al meterlo en la boca es como un bocado del cóctel pero en forma de turrón», resalta Sergio González.

Con un escaparate navideño que incita a parar y a entrar en la confitería, Conrado ofrece además todo tipo de dulces caseros, como anguilas, empiñonados, princesitas, figuritas de mazapán, panettones, etc.

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