Diario de León

«Nos estamos dando cuenta de que hay mucha más gente que necesita atención»

ELENA BRIONGOS presidenta de salud mental de castilla y León

Elena Briongos, presidenta de Salud Mental Castilla y León. DL

Elena Briongos, presidenta de Salud Mental Castilla y León. DL

León

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El movimiento de salud mental trabaja desde hace cuarenta años para acabar con el estigma y la lograr la autonomía de las personas afectadas y apoyos para sus familias. Elena Briongos, presidenta de Salud Mental de Castilla y León, participa hoy en León en los actos organizados con motivo del Día de la Salud Mental. El movimiento asociativo atiende a 5.000 personas afectadas y 1.000 familiares. «Cuando una persona tiene un problema de salud mental el resto de la sociedad también lo tiene». La federación está formada por once asociaciones y 21 delegaciones rurales.

—¿En qué momento está la salud mental de la sociedad?

—Después de salir de la pandemia del covid, que ha costado mucho y ha agudizado los problemas, la gente empieza a hablar de salud mental y eso es muy bueno en general porque cada vez sale más gente y más famosos que antes no decían que recibían un tratamiento. Nos estamos dando cuenta de que hay mucha más gente de la que pensábamos que precisa atención. Hay que insistir a los poderes públicos de que necesitamos más apoyos en todos los niveles, especialmente de atención a las personas con más psiquiatras y más psicólogos.

—Los pacientes y las asociaciones de familias reclaman que haya más psicólogos en los centros de salud, una reivindicación histórica. ¿Se ha avanzado en este sentido?

—De momento, esta reivindicación no se ha contemplado. Es vital que la salud pública disponga de psicólogos en los centros de salud de Atención Primaria. Si un problema de salud mental se trata en los inicios no evoluciona a peor. Ahora se están dando cuenta de que lo que llevamos diciendo los movimientos de salud mental desde hace casi cuarenta años es lo más lógico y lo que hay que hacer. Los podemos públicos se están dando cuenta ahora.

—En la sociedad, en general, suele haber una confusión de lo que es o no un problema de salud mental y se diferenciaba entre una depresión o ansiedad de un brote psicótico o de esquizofrenia.

—Todo forma parte de la salud mental. Por un lado está la ansiedad y la depresión, pero la depresión te puede llevar a un suicidio, eso de libro. Están todos muy relacionados. Cuanto más pronto se traten los síntomas y los pacientes puedan hablar claramente, mejor. Siempre digo que en las asociaciones nos escuchamos, hay gente que siente y está pasando por lo mismo que tú y busca recursos para salir de ahí.

—¿Cree que todavía existe el tabú y el estigma en reconocer que se tiene la necesidad de ir al psicólogo o al psiquiatra?

—El estigma sigue estando. Eso no lo hemos quitado y supongo que tardará un tiempo. pero volvemos al inicio de esta entrevista. El hecho de que haya gente famosa, actores, escritores, que digan abiertamente que están pasando por un problema de salud mental y que lo están intentando superar y que van al psicólogo, ayuda bastante. Pero hay que seguir luchado.

—Hay psiquiatras que insisten en que hay que es necesario distinguir lo que son las dolencias de la vida, los malestares que pone en el camino la vida, de los problemas de salud mental.

—En eso llevamos insistiendo desde hace mucho tiempo y tiene que ver con educar en las emociones, que pueden ser buenas o malas, pero siempre te enseñan algo de lo que estás pasando en tu interior. Se trata de educar en emociones desde pequeñitos, en la escuela, para tener recursos para enfrentarte a una pérdida o algo que tengas interno que no sea positivo. Hay que atender mucho a las emociones.

—Y no criminalizarlas.

—Están ahí para enseñarnos algo. Una emoción de odio, de rabia o de todo lo contrario, como alegría extrema, te va a enseñar algo y hay que asumirlas e interiorizarlas. Hay que apoyarse en las personas cercanas.

—¿Cuáles son las señales de alarma?

—Hace tantos años que viví mi propia experiencia... Es un cambio de comportamiento, de actitud, y sobre todo, el sufrimiento. A mí la locura me parecería bien, porque tienen rasgos importantes que están bien y son característico de las personas, pero da lugar a dolor y sufrimiento intenso que provocan ciertos pensamientos y situaciones, que son los que hay que eliminar. El resto son características de las personas que piensan y actúan de manera diferente. El cambio de actitud y de lo que hace habitualmente una persona es lo que más nos tiene que llamar la atención y es una señal de alarma.

—El Día Mundial de la Salud Mental se centra este año en la salud infanto juvenil. ¿Qué perjudica a la salud mental de los jóvenes?

—Como sociedad hay cosas que no estamos haciendo bien y eso se traslada a la infancia y la juventud. Los factores de riesgo son muchos y a veces se dan todos juntos. Abusos sexuales, acoso escolar, empleo precario, cambio climático, ciberbulling, el género, las mujeres están más afectadas, adicciones con o sin sustancia, la soledad no deseada, ser migrante o haber pasado por un conflicto bélico. Creo que si se dan dos o tres de estos factores van a tener un problemal, por desgracia. La soledad no deseada no significa sólo que una persona viva sola en su casa y no esté atendida, en el caso de los menores y los adolescentes es que, por ejemplo, se pasen cinco horas delante de un ordenador porque se desenganchan de la realidad. El ordenador y el móvil tienen aplicaciones maravillosas, pero también pueden general problemas mentales. Una de cada siete personas jóvenes entre 10 y 19 años padece algún trastorno mental y nueve de cada 100 jóvenes ha experimentado ideas de suicidio. Estamos haciendo un estudio porque hay que saber en qué momento nos encontramos.

—Vivimos en una sociedad que nos presenta todos los boletos.

—Yo soy muy optimista. A mí a los 17 años se me declaró un problema de salud mental y me dijeron que era crónico. Estoy ahí peleando siempre con él pero hay que tener mucha esperanza. En ese momento hubo gente que confió en mí y me proyectó bien en el futuro, aparte de yo misma.

—¿Siempre hace falta medicación?

—En las crisis ayuda y estabilizan, pero son muy intensas. Ahora tienen menos efectos secundarios, pero hay otras terapias que hay que apoyar. Si tienes empleo, vivienda, una familia que te quiere y poder expresarte y ser tú mismo te ayuda. Hay que trabajar todo el entorno. La salud mental es un trabajo transversal.

—Este trabajo de tantos años también desestigmatiza el suicidio.

—En las asociaciones llevamos mucho tiempo hablando de suicidio. Que se cree a nivel estatal el teléfono 024 es importante. Con que sólo se salve una persona compensa todo el esfuerzo que estamos haciendo.

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