Diario de León

La obra que Inma Chacón maduró 25 años

l La escritora novela la generación que se perdió por la heroina

juan gonzález

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juan gonzález

Los silencios de Hugo (Editorial Contraluz), la séptima novela de Inma Chacón podría haber sido la primera si no fuera porque estuvo madurando durante 25 años hasta que la autora halló la forma de narrar una historia muy personal como un homenaje a una generación que «buscaba el paraíso y acabó en el infierno». Afectada por la muerte de su amigo Hugo sin que nadie supiera que estaba enfermo de sida, Chacón (Badajoz 1954) escribió las primeras cincuenta páginas y advirtió que no resultaba creíble debido a que estaba demasiado involucrada de manera personal y sus sentimientos prevalecían sobre el relato.

Decidió entonces que tenía que tomar distancia y esas cincuenta páginas quedaron dormidas en un cajón, pero durante un cuarto de siglo la historia seguía despierta en su cabeza y decidió reescribirla aunque con otras claves literarias.

En Gijón, junto a la Iglesia de San Pedro donde su hija sueña casarse algún día, mientras contempla como las olas de un Cantábrico embravecido golpean el muro del paseo marítimo, la escritora confiesa que necesitaba revivir a Hugo y la única forma de hacerlo era mediante la literatura. Chacón se define como una optimista empedernida, convencida de que el amor siempre triunfa sobre la adversidad y por eso ha entendido el silencio del personaje sobre su enfermedad como «un acto sublime de amor» hacia los demás.

La trama trascurre en noviembre de 1996 y el silencio es el hilo que hilvana las relaciones del protagonista con su entorno, con su hermana Olalla a la que quiere proteger, con su amigo Manuel del que se aleja sin darle explicaciones, y con Helena de la que huye a pesar de que están enamorados.

Chacón ha dicho que quiso hacer un homenaje a la vida y a la fuerza del ser humano que se empeña en salir adelante y también a una generación, la suya, que tenía 20 años cuando en 1975 murió Francisco Franco y descubrió «un mundo de posibilidades y opciones» para hacer realidad sus sueños. «Entre esas opciones estaba la droga, muchos creyeron que habían encontrado el paraíso y sin darse cuenta acabaron en el infierno», ha asegurado la escritora, que fue finalista al premio Planeta 2011 con «Tiempo de Arena», su cuarta novela protagonizada por tres hermanas que luchan cada una por sus derechos a finales del siglo XIX. La novelista ha destacado que los enfermos de sida sufrieron una doble discriminación y estigmatización, la de la enfermedad y la que estaba asociada a la creencia de que solo se contagiaban los drogadictos y homosexuales.

Con la pandemia de coronavirus también de alguna manera se estigmatiza al enfermo, porque hay muchas incógnitas, muchos puntos oscuros y mucho miedo al contagio que condicionan la forma en que la gente ve el problema, ha explicado.

Chacón se considera una persona que «sigue pensando en que se puede cambiar el mundo» y por ello «el compromiso social está presente» en todas sus obras, en las que también el amor siempre vence.

Inmaculada Chacón Gutiérrez firmó como Inma Chacón su primera novela La princesa india (Alfaguara 2005), en la que hace un homenaje a su hermana gemela, Dulce Chacón, fallecida en 2003 por un cáncer terminal, y desde ese momento compatibilizó la literatura con su trabajo de profesora universitaria y como articulista en diversos medios de comunicación. Tras esa primera novela, publicó Las filipinianas (Alfaguara 2007), Nik (La galera 2011), Tiempo de Arena (Planeta 2011), Mientras pueda pensarte (Planeta 2013), Tierra sin hombres (Planeta 2016) y Los silencios de Hugo, además de los libros de poemas Alas y Antología de la herida.

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