Las ovejas de la España rural llegan a la capital
C. Tapia| león
La fiesta de la trashumancia se ha convertido en un ritual en el otoño madrileño. El centro de Madrid se abrió ayer para dar paso a las 1.900 ovejas merinas, cien cabras retintas propiedad del Concejo de la Mesta, los perros y los pastores del norte, también de provincia de León. Cientos de curiosos espectadores grabaron y compartieron por las redes sociales un ritual que se inició en el año 1994 para reivindicar la aprobación de una Ley de Vías Pecuarias que protegiera un patrimonio único con 125.00 kilómetros de longitud y 420.000 hectáreas de superficie, normativa que fue aprobada en 1995. La trashumancia visibiliza al medio rural, esa España vaciada, entre las que se encuentra la provincia de León. El debate sobre la alimentación y el sistema agroalimentario ocupan hoy un lugar fundamental en la agenda social.
Los pastores entregaron ayer al alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida, un pago de 50 maravedíes al millar como estipula la Concordia de 1418 entre los Hombres Buenos de la Meseta y los Procuradores del Concejo de la Villa. Según informa en un comunicado el Ayuntamiento de Madrid, «alcalde y ganaderos renovaron con su firma los compromisos incluidos en esa concordia».
Además del trasiego de los rebaños, el Ayuntamiento de Madrid y la Asociación Trashumancia y Naturaleza colaboraron durante todo el fin de semana en talleres de lana y cerámica, degustaciones de pan y quesos artesanos, catas de mieles y vinos naturales y varios debates sobre el papel de las mujeres en el mundo rural y otros modelos de consumo.