Diario de León

El papa cuenta su lucha por respirar

«Sé cómo se sienten los enfermos de coronavirus que luchan conectados a un ventilador», reconoce Francisco en un libro que pide olvidarse de la «cultura selfi»

El papa Francisco, en una audiencia general el pasado 11 de noviembre. VATICAN MEDIA HANDOUT

El papa Francisco, en una audiencia general el pasado 11 de noviembre. VATICAN MEDIA HANDOUT

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Darío Menor
León

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«Tengo experiencia de cómo se sienten los enfermos de coronavirus que luchan por respirar conectados a un ventilador». La empatía del papa Francisco hacia los pacientes de covid-19 nace de que él mismo se pasó varios meses entre la vida y la muerte, sin poder respirar bien y con un pulmón del que le sacaron «litro y medio de agua» y que luego tuvieron que operárselo para quitarle el lóbulo superior derecho. Ocurrió en 1957, cuando Jorge Mario Bergoglio tenía 21 años y estuvo varios meses hospitalizado en Argentina, una experiencia de la que salió «mejor y más realista» y que le enseñó a «depender de la bondad y la sabiduría de los demás».

El Pontífice cuenta esa difícil vivencia en el libro Soñemos juntos: el camino a un futuro mejor , que publicará Plaza & Janés el 3 de diciembre y fruto de las conversaciones que mantuvo entre el pasado junio y agosto con el periodista británico Austen Ivereigh, autor de otros volúmenes sobre este pontificado. El escritor y Francisco analizaron el impacto social y económico que está provocando la pandemia y los cambios que harían falta para salir de ella mejor como sociedad, una cuestión que preocupa mucho al papa. «Este es el momento para soñar en grande, para repensar nuestras prioridades», sostiene. Entre las propuestas concretas que presenta Bergoglio destaca su invitación a dar mayor protagonismo a las mujeres en los órganos de decisión, ya que a su juicio las féminas son más «resilientes» y «mejores administradoras que los hombres». También propone aprobar un «ingreso básico universal» que sirva para redistribuir la riqueza y «redefinir las relaciones laborales», lo que permitiría rechazar los empleos que «encadenan a la pobreza».

Finalmente, invita a olvidarse de la «cultura selfi» de nuestro tiempo, caracterizada por el narcisismo, la indiferencia y el individualismo, e ir en cambio «al encuentro de los demás» para descubrir así sus necesidades y echarles una mano. En el libro critica el populismo y el neoliberalismo, defendiendo en cambio la «ecología integral».

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