una parada con encanto
ramiro
Tras dos kilómetros desde Hospital de Órbigo, el Camino llega a Villares, población con dos albergues y una iglesia «maravillosa, muy antigua y con unos retablos bonitos», según destaca el vocal de la Junta Vecinal, Miguel Álvarez. Un enamorado de la localidad que define como un pueblo «dedicado a las verduras, los ajos y la agricultura en general», con una amplia zona de regadío que ocupa casi todo el terreno, «excepto una parte al Norte de monte».
El peregrino encuentra en el albergue El Encanto, el primero que le recibe, un hospedaje con murmullo de agua, gracias a la curiosa fuente que han instalado en su patio empedrado, que utiliza un cántaro para hacer brotar de él el agua. «Un buen sitio para descansar», según precisa el pedáneo, José Manuel Corral, quien ensalza la buena conservación de la antigua casona reconvertida en alojamiento con sus escaleras de madera y sus paredes de piedra, y la modernidad que se la ha aplicado para atender a los caminantes a Galicia.
El punto de encuentro para los viajeros a Santiago de Compostela se sitúa en una plaza con restaurantes donde se erige un monolito homenaje a los peregrinos, que les da la bienvenida a Villares de Órbigo. El otro gran hito de la localidad lo constituye la iglesia dedicada a Santiago, construida en el siglo XVI. Dispone de tres retablos, aunque poseía otros dos más «que se cayeron y no se pudieron salvar», explica el párroco. En una lección de historia, el sacerdote señala que en el retablo principal se ve a Santiago Matamoros con su sombrero de Tres Picos y la concha de la vieira, típico símbolo del Camino. El conjunto se empezó a tallar en 1693 y se finalizó dos décadas después, en 1713.
La imagen del patrón de Villares, Santiago, es una obra posterior, de 1730. A la izquierda se puede ver la talla del siglo XVII de San Roque, y a la derecha, la de San José con el niño. Tres representaciones que se repiten a lo largo del Camino.
El templo es el lugar «más importante» de la ruta a Santiago de Villares de Órbigo, según reconoce Álvarez, un templo para el recogimiento y la fe que mueve a emprender la ruta muchos de los viajeros.
En el retablo situado a la derecha del central destaca San Antonio de Padua y sobre él, el Salvador del Mundo, mientras el retablo ubicado a la izquierda está dedicado a la Virgen del Santo Rosario, sobre la cual figura San Benito.