Diario de León

El París que cambió la literatura

l Antonio Rivero Taravillo presenta un collage sobre la mejor época del siglo XX, ‘1922’

DF20P6F2-12-18-13-6.jpg

DF20P6F2-12-18-13-6.jpg

Publicado por
León

Creado:

Actualizado:

alfredo valenzuela

James Joyce, algo beodo, y Marcel Proust, siempre hipocondríaco, atraviesan París en el mismo taxi, Hemingway y Ezra Pound hacen guantes en el mismo ring, y Einstein y Bergson debaten en el mismo estrado mientras Picasso cruza la calle..., así es la «instantánea» que Antonio Rivero Taravillo ha hecho en «1922» de París en el año que se publicaron Ulises y La Tierra Baldía. 1922 (Pre-Textos) es el título de una novela que, según ha dicho su autor, empezó como un ensayo sobre la publicación de La Tierra Baldía, de T.S.Elliot, y de Ulises, de James Joyce, y de la intervención determinante que para la publicación de ambas obras tuvo Ezra Pound, pero que fue transformándose en novela.

«Con rigor y conociendo los límites del género, con la novela se puede dar una versión más veraz de los hechos que con la mera biografía», ha dicho. Biógrafo de Luis Cernuda y de Juan Eduardo Cirlot, Rivero Taravillo ha tratado de plasmar «la relación directa que hay entre la vida y la obra» de los escritores que protagonizan «1922», una obra que es una sucesión de estampas de un París en ebullición, y unas páginas por las que transitan no menos de nueve autores que obtendrían el Premio Nobel. Aunque, como ha contestado Rivero Taravillo, son aún más los autores que, personajes de esta novela, no obtuvieron ese premio aunque les sobraran méritos para ello: Borges, los mismos Joyce y Pound, Proust, Fiztgerald -1922 también fue el año de la publicación de «El gran Gatsby»-, Vallejo, Cavafis, Djuna Barnes, entre otros.

Todos ellos componen en «1922» un fresco que, según su autor, ha sido rigurosamente documentado, de tal modo que todas las escenas de la novela, todos los encuentros de personajes que en ella se producen, todos los cruces de intenciones y coincidencias en el espacio y el tiempo están sustentados en cartas de los propios interesados, en biografías o en la literatura testimonial que ellos mismos dejaron.

Según su autor, «1922» es también «la instantánea de un paradigma de cambio; y París es el foco de esos cambios, pero también me he ocupado de otros lugares y de otros autores que no estuvieron allí en ese momento, como de las vanguardias hispanoamericanas, tan interesantes». Este mes de febrero se cumplen los cien años de la publicación de «Ulises» una novela sin la cual, ha asegurado Rivero Taravillo, «no existiría buena parte de la literatura moderna porque, incluso los autores que dicen que abominan de esa obra, aunque no la hayan leído, sí han leído a otros autores que sí han sido influidos por ella». «No me gusta mitificar Ulises, porque la literatura es hedonismo y hay que leer por placer, y es una novela a la que si se le hacen catas o se lee de manera placentera no defrauda», ha añadido el autor sobre una obra maestra de la que también considera deudora su 1922. 1922 sólo tiene trescientas páginas, sus capítulos son breves y van encabezados por títulos que se corresponden con cada momento de la narración y, aunque se lee sin dificultad, integra varias técnicas narrativas, como monólogos, flujo de conciencia, preguntas y respuestas, y breves «homenajes» no sólo a «Ulises» sino también a «Dublineses».

Rivero Taravillo, que también es poeta y traductor, ha rehuido de recursos vanguardistas o, como él mismo dice, «artificios extraños», y ha optado por «contar lo fundamental de manera fluida, con cierta plasticidad», de modo que «1922» es también un ejercicio de contención.

tracking