«Hay que pedir ayuda cuanto antes sin culparse»
Tamara Cabezas Gutiérrez, tesorera de la actual junta directiva de Apatca, conoció los trastornos de la conducta alimentaria en la universidad cuando se preparaba como trabajadora social. No se imaginaba que un par de años después se encontraría el problema en casa. «Mi hermana empezó a desarrollar anorexia nerviosa y lo identifiqué al instante. Le recomendé a mi madre que fuese al médico de cabecera para que verificase y éste confirmó mis sospechas», comenta.
Asimilar lo que estaba ocurriendo «fue muy duro». Ocurría en su propia casa y a una persona muy querida. «Fue muy duro todo el proceso de asimilación de la enfermedad, de tratamiento y de recuperación, dentro de la familia y en el entorno más cercano porque, a nivel general, hay un desconocimiento total de qué es esta enfermedad», explica.
Hay que luchar contra los prejuicios sociales y los ‘remedios caseros’ contra la enfermedad que en absoluto funcionan: «La gente piensa que tu hermana, en mi caso, no come porque no le da la gana y que eso se puede solucionar con una torta o levantando la voz, como le comentaban a mi madre». La soledad, la falta de empatía y apoyo para ayudar a comprender lo que sucede y estar fuerte para poder acompañar y ayudar a la familia fue lo que le impulsó a involucrarse desde los inicios en Apatca. «Conocía al trabajador social que ocupó la secretaría y, cuando me dijo que estaba ayudando a su hermana a constituir esta asociación, le dije que contasen con mi apoyo, porque me gustaría que nadie tuviese que pasar por esa situación», explica.
Por ello cree que la principal misión de Apatca es ofrecer ese apoyo y comprensión para llevar mejor la enfermedad, «porque salir de una anorexia/bulimia es un proceso muy largo y, personalmente, hay que estar muy fuertes para no tirar la toalla y que eso no afecte en otras esferas a la familia».
«Mi consejo para otras personas que están pasando por esto es precisamente ese: pedir ayuda cuanto antes, hablar con alguien de confianza para desahogarse, saber que esto es una enfermedad, que no tienen la culpa y que se puede solucionar», añade. . «Puede parecer en algunos momentos que no hay salida, pero la hay, nunca hay que tirar la toalla», recalca.