Diario de León

Entrevista

«Pérez Galdós es contemporáneo nuestro»

Ha escrito Francisco Cánovas una obra amena y erudita sobre la personalidad y la obra de Benito Pérez Galdós, el gigante literario de la Restauración. Benito Pérez Galdós. Vida, obra y compromiso permite al lector inmiscuirse en las escenas de la vida del escritor, capturando la humanidad de uno de los personajes más decisivos de un momento histórico que sigue presente. Su obra, su compromiso político, su activismo en defensa de las mujeres y su empeño en la educación de un país anclado en el pasado por el caciquismo y la miseria se revelan en cada página de forma atractiva y sin renunciar a la erudicción.

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—¿Cuál es la relevancia literaria de Benito Pérez Galdós?

— Las novelas, las obras dramáticas y los artículos periodísticos que Galdós escribió constituyen un imponente conjunto, en cantidad y calidad, que reflejó la realidad española con una gran riqueza de voces, de colores y matices. Los Episodios Nacionales, Fortunata y Jacinta, Misericordia, Tristana, Electra y El abuelo mostraron a los lectores las claves para conocer la realidad española y transformarla.  

—¿Podríamos decir que Galdós es el escritor de la gran novela española a la manera de Balzac o Zola en Francia o Faulkner en Estados Unidos?

—Así es. Galdós se encuentra en la cumbre de la literatura europea moderna, al nivel de los grandes maestros de su tiempo. Algunos expertos lo consideran el mejor novelista español después de Miguel de Cervantes, mientras que otros lo sitúan al mismo nivel que el autor del Quijote.  

—¿Qué le une a Cervantes, además de la bondad y el humor?   

—Cervantes fue la principal referencia de Galdós durante toda su trayectoria literaria, tanto en la concepción del proceso creativo, como en la estructura de las obras, la forma de mover los personajes o el recurso a la ironía.  

—¿Cómo trató Galdós a sus personajes?  

—Una de las contribuciones de Galdós fue la rica galería de personajes que protagonizan sus novelas. Se trata de personajes tratados con humanidad, ironía y compasión, mostrando sus anhelos y desgarros. Como señaló María Zambrano, «lo que Galdós nos da es… la vida misma… Nos da la vida del español anónimo, el mundo de lo doméstico en su calidad de cimiento de lo histórico, de sujeto real de la historia».

 

Como señaló María Zambrano, «lo que Galdós nos da es… la vida misma… Nos da la vida del español anónimo, el mundo de lo doméstico en su calidad de cimiento de lo histórico, de sujeto real de la historia».

 

— ¿Cómo influyó el periodismo en sus enfoques literarios?  

—Galdós desarrolló una gran labor como periodista. Escribió artículos sociales, culturales y políticos en los principales periódicos de su tiempo y fue director de El Debate y La Revista de España. El ejercicio del periodismo en su juventud le ayudó a perfilar su estilo literario, prestando atención a cuanto sucedía a la sociedad, tomando el pulso de la calle, analizando las características físicas, psicológicas y morales de las personas, estudiando el habla de la gente y muchos otros aspectos, que luego plasmó de forma magistral en sus novelas.

El ejercicio del periodismo en su juventud le ayudó a perfilar su estilo literario, prestando atención a cuanto sucedía a la sociedad, tomando el pulso de la calle

 

—En el capítulo IV haces una descripción magistral del enfoque con el que Galdós describe las distintas clases sociales. Poco ha cambiado en España desde entonces. ¿Crees que seguimos en el Antiguo Régimen?  

—Una de las grandes contribuciones de Galdós fue mostrarnos de forma fidedigna como era la sociedad de su tiempo. En el siglo que ha transcurrido desde su fallecimiento han cambiado muchas cosas, pero persisten problemas como la desigualdad, la intolerancia o la discriminación de la mujer.  

—¿Galdós escribiría casi las mismas historias de nacer en esta época?  

—Como he manifestado, Galdós era muy observador y estaba muy atento al pulso de lo que sucedía en la calle. Creo que hoy volvería a desarrollar historias que plasmó de forma magistral y que, a su vez, acometería otras más contemporáneas.  

—En ese mismo capítulo se refieres a la frase de Zambrano sobre la irrupción de la mujer en la obra galdosiana. ¿Ha vuelto a haber un autor que coloque a la mujer como el centro de su obra como hizo Galdós?  

—Efectivamente, Galdós situó a la mujer en el centro de su narrativa. Las protagonistas de sus mejores novelas son mujeres: Fortunata, Isidora, Benina, Tristana… Galdós consideraba que la regeneración de la sociedad española pasaba porque la mujer se empoderase y ejerciera un papel activo en la vida pública.

Galdós situó a la mujer en el centro de su narrativa. Las protagonistas de sus mejores novelas son mujeres: Fortunata, Isidora, Benina, Tristana… Galdós consideraba que la regeneración de la sociedad española pasaba porque la mujer se empoderase y ejerciera un papel activo en la vida pública.

 

—¿Cómo influyó la relación de Galdós con las mujeres en su mirada vital? ¿Crees que de no haber vivido entre mujeres su capacidad para fijarse en lo cotidiano, en la ‘vida pequeña’ habría sido tan genial?  

—La vinculación que Galdós tuvo con las mujeres de su familia y con las que mantuvo una relación sentimental influyeron en la configuración de su visión de la vida y su concepción literaria. En sus novelas aparecen muchos detalles relacionados con su madre, sus parejas y sus amigas. La sensibilidad femenina enriqueció su percepción de la realidad social.  

—¿Cuál fue la relación de Galdós con los intelectuales de la época?   

—Galdós mantuvo una buena relación con algunos de los intelectuales más prestigiosos de su tiempo, especialmente los que promovieron la Institución Libre de la Enseñanza: Francisco Giner de los Ríos, el leonés Gumersindo de Azcárate, Clarín, José Ortega Munilla, etc. También con algunos del ámbito conservador, como Antonio Maura y Marcelino Menéndez Pelayo.  

—¿Sigue habiendo «Orbajosas» en la España actual?  

—La cuidad de Orbajosa, de la novela Doña Perfecta, retrata aquellas ciudades de mediados del siglo XIX ancladas en el pasado, la intolerancia y el caciquismo. Clarín manifestó que había muchas Orbajosas en aquella época. Lamentablemente, en la actualidad continúan existiendo.  

—Uno de los capítulos más deliciosos es el que se refiere a las entrevistas que realizó a Isabel II. En ellas se destila la imposibilidad de España de avanzar. ¿Puedes contarle al lector cómo fueron estos encuentros?  

—Con motivo del estreno de la obra teatral Electra, Galdós se desplazó a París en 1904. Fernando León y Castillo, embajador de España en la capital francesa, le animó a entrevistarse con la anciana reina Isabel II. Al escritor le interesó su oferta, porque estaba escribiendo los episodios nacionales de su reinado. Efectivamente, las entrevistas fueron muy interesantes y abordaron temas históricos, políticos y personales. Galdós descubrió a una mujer inocente, cordial y bondadosa, que careció de la formación y de la ayuda política necesaria para realizar una buena gestión política. Cuando Isabel II falleció poco después, Galdós publicó la mejor necrológica que se escribió sobre ella.  

—Usted ha destacado el compromiso democrático y republicano de Galdós.  

—A diferencia de otros escritores y artistas, Galdós no fue un espectador neutral de la sociedad de su tiempo, sino que se involucró en ella y se comprometió con la democracia, la tolerancia y la justicia. A los 64 años, cuando era el mejor escritor, dio un paso al frente en la política activa y fue diputado republicano y presidente de la Conjunción Republicano-Socialista. Entre 1907 y 1912, recorrió los pueblos de España enarbolando la bandera del cambio democrático, el laicismo y el republicanismo. Federico García Lorca le escuchó, cuando era un niño, y le consideró la voz más verdadera y profunda de España.  

—Su actividad política tendría consecuencias…  

—Claro… Le deparó el cariño y el respeto de muchos españoles que valoraron su compromiso cívico y ético y, también, la hostilidad de quienes boicotearon la consecución del premio Nobel de Literatura, que merecía, sin duda alguna.  

—¿Por qué cree que dieron el Nobel a Echegaray y no a Galdós?  

—La candidatura de Galdós fue apoyada por más de quinientos escritores, científicos y artistas, entre quienes estaban personalidades como Ramón y Cajal, Benavente, Echegaray, Pérez de Ayala, Sellés y Romanones. En circunstancias normales, habría conseguido el Nobel sin dificultad alguna, pero algunos sectores intransigentes conservadores y católicos desplegaron una campaña de envío de cartas a la Academia de Buenas Letras de Suecia mostrando su disconformidad con la concesión del premio. Esta imagen de disenso malogró su candidatura.  

—¿Con qué obra de Galdós recomendaría a un profano adentrarse en el mundo galdosiano?  

—Hay que leer a Galdós, sin duda alguna. En sus novelas descubrimos un singular estilo narrativo, unas historias interesantes, una rica galería de personajes y un leguaje irónico y compasivo. Ofrecen la mejor visión de los españoles de su tiempo. Recomendaría la lectura de Fortunata y Jacinta, El terror de 1824, Misericordia y El abuelo.  

—¿Qué vigencia tiene Galdós hoy en día?  

—Galdós es contemporáneo nuestro. Hoy, en el siglo XXI, las ideas y los valores que Galdós defendió en los libros, en la tribuna y los periódicos están plenamente vigentes. La tolerancia, la democracia, la justicia social, el laicismo, la emancipación de la mujer, la crítica de la corrupción y la exigencia de políticos honestos, continúan siendo esenciales para construir una sociedad más humana y más digna.

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