Diario de León

PESCAR EN EL SÁHARA

No hay nada que dure para siempre. Ni siquiera la arena del desierto. Sobre ella, una vez hubo un mar. El Sáhara cubierto de agua. No hacía calor, la región era templada, húmeda y tenía agua. Sus habitantes sabían pescar y lo hacían. Comían pez gato y tilapia salvaje.

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Las montañas saharianas del Tadrart Acacus, en Libia, son ventosas, calurosas e hiperáridas pero no siempre fue así. Ese paisaje inhóspito estuvo alguna vez lleno de vida.

Sorprende. Y no hace tanto. Hace entre 8.000 y 3.000 años antes de Cristo. El registro fósil muestra que durante gran parte del holoceno temprano y medio esta región era húmeda y tenía agua y en ella se practicaba la pesca.

En lo que ahora son dunas y una masa inmensa de arena, hubo asentamientos humanos y evidencias de su convivencia con una amplia variedad de fauna.

Aquellos habitantes, que vivían al borde de un mar, sabían pescar. Y lo hacían con éxito. Comían pez gato y tilapia salvaje, actualmente el cuarto pescado más consumido en el mundo aunque ahora de piscifactoría. Se conservan restos de estas especies de aquella época.

En los refugios rocosos del Tadrart Acacus se conservan no solo importantes restos de flora y fauna, también importantes artefactos culturales y arte rupestre de la temprana ocupación holocena. Y otra evidencia de aquellas tribus que vivían en el Sáhara. Hay restos de otros animales que formaban parte de su dieta. Son desechos de comida humana que tienen marcas de corte y restos de quemaduras. Fueron cocinados al fuego.

Pero ellos preferían el pescado. De los 17.551 restos hallados en la zona, el 80% corresponde a peces.

Pero algo pasó. Todo comenzó a cambiar. Lentamente, pero sin pausa. De eso también hay muestras. La cantidad de peces fue disminuyendo con el tiempo: se pasó del 80% de 8.000 años antes de Cristo a menos de la mitad 3.000 años aC. El alimento marino quedó reducido al 40%.

A medida que los peces disminuían, aumentaba el número de restos de mamíferos. Todo sugiere que los habitantes de Takarkori se centraron gradualmente más en la caza y la ganadería.

Hay otro dato significativo: la proporción de tilapia disminuyó de manera más significativa que el bagre, lo que se pudo deber a que estos últimos tienen unos órganos respiratorios que les permiten coger aire y sobrevivir en aguas poco profundas y de alta temperatura.

Son algunas de las conclusiones de un estudio del Museo de Historia Natural de Bélgica y la Universidad de la Sapienza de Roma que recoge la revista Plos One.

Los investigadores trabajaron con el Departamento de Antigüedades de Libia, en la excavación de partes del refugio arqueológico de roca de Takarkori, un verdadero tesoro para la arqueología mundial. El objetivo era identificar y datar los restos de animales encontrados e investigar los cambios en su abundancia a lo largo del tiempo.

El estudio proporciona información crucial sobre los dramáticos cambios climáticos que condujeron a la formación del mayor desierto caliente del mundo. Un lugar fundamental para reconstruir la compleja dinámica entre los antiguos grupos humanos y su entorno en un clima cambiante.

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