Diario de León

Por unos Picos de Europa sin humo

La asociación No Fumadores entrega 75.000 firmas a la ministra de Transición Ecológica para prohibir fumar en los parques nacionales, como paso previo a todos los bosques

Tresviso, Cantabria, en el Parque Nacional de Picos de Europa. PEDRO PUENTE HOYOS

Tresviso, Cantabria, en el Parque Nacional de Picos de Europa. PEDRO PUENTE HOYOS

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Las colillas de cigarrillos mal apagadas o arrojadas al suelo o desde los vehículos provocan incendios y han arrasado unas 20.000 hectáreas en la última década en España, lo que supone un 3,5 % del total de fuegos, según la asociación No fumadores, que ha remitido una petición con 77.000 firmas al Ministerio para la Transición Ecológica para prohibir fumar en parques nacionales. como es el de Picos de Europa que abarca parte de las provincias de León, Asturias y Cantabria. Nofumadores.org, asociación sin ánimo de lucro, señala que en España «existe un extraño silencio» sobre las colillas que están detrás de la pérdida de decenas de miles de hectáreas de bosque cada año.

Según un comunicado de la entidad, en los medios se habla de otras causas de los incendios, como rastrojos sin gestionar, maquinaria utilizada fuera de horas y pirómanos, pero apenas se menciona que las colillas están detrás de la pérdida de al menos 20.000 hectáreas de vegetación en la última década y de casi 5.000 hectáreas de bosque quemadas por esta causa en lo que va de 2022.

Recuerdan que una de las peores catástrofes en Castilla y León fue la del incendio de Cebreros (Ávila) en julio de este año y que fue causada por una colilla.

Pero, según esta asociación, el de Cebreros no es un caso aislado, ya que solo este año las imprudencias de los fumadores han causado los incendios de Lagar de la Cruz (Córdoba), San Josep (Ibiza), Zambrana (Álava), Cuéllar (Segovia), Arteaga de Segre (Lleida), A Lama y Vigo Baixo-Miño (Pontevedra), Gibraleón (Huelva), Rubiá (Ourense), Llancà y Port de la Salva (Girona).

La presidenta de No Fumadores, Raquel Fernández Megina, señala que «se trata de negligencias perfectamente evitables si se usa la cabeza y se prohíbe y castiga encender un cigarro en todos los parques nacionales y bosques de España». Sostiene que «es inconcebible que, en un contexto de cambio climático, el cual agudiza la posibilidad de incendios, no atajemos de raíz este factor porque le venga mal a la industria tabaquera o las autoridades teman la reacción de los adictos a la nicotina».

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