LA PLANTA DE LA PIEL

La naturaleza pone a nuestra disposición millones de plantas con características muy particulares y que nos pueden ayudar a disfrutar de una piel saludable.

La aloe vera es sin duda una de las plantas más destacadas y utilizada en fitocosmética. Tiene unas fantásticas propiedades que la hacen útil en innumerables situaciones y se trata de un remedio milenario que ha acompañado al hombre durante siglos en el cuidado de la piel.

En la actualidad está distribuida a lo largo de todo el mundo y multitud de personas la cultivan en sus casas, sin embargo, es un tipo de planta gruesa que requiere muy poca agua y se desarrolla mejor en zonas secas y sobre todo subtropicales con un clima templado.

Historias de la Aloe vera

Su nombre científico es Aloe barbadensis. Es originaria de África, específicamente de la península de Arabia, y existen más de 300 especies identificadas dentro del género. Se diferencia de los demás tipos de aloe por su alta producción de gel, un auténtico tesoro para la salud.

Fue llamada por los egipcios la planta de la inmortalidad y desde ese momento ha tenido diversos usos medicinales. Entre las mujeres, ganó popularidad en la cosmética natural por su poder de conservar y resaltar la belleza de la dermis.

Referencias históricas

sobre su uso

Cleopatra la utilizó como unos de sus secretos para mantener su piel suave y utilizaba un colirio hecho a base de esta planta para destacar el brillo en sus ojos.

Alejandro Magno (356-323 a.c.) mandaba curar las heridas de sus guerreros con el jugo de aloe y disponía que se plantara en los carros de combate para tener siempre suministros frescos durante sus campañas.

A Cristóbal Colón, que procuraba llevar siempre aloe en sus viajes, se le atribuía la siguiente frase: «Todo está bien, tenemos aloe a bordo». Llevaba en sus barcos macetas con plantas de aloe para curar con su jugo las heridas de sus tripulantes.

Más recientemente fue utilizada en la II Guerra Mundial tras comprobar que curaba las quemaduras de los heridos de las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki.

En 1968 se consigue estabilizar su gel, lo que permite su uso y expansión por el mundo.

Propiedades cosméticas

de la Aloe vera

Entre sus componentes activos se encuentran vitaminas, aminoácidos, minerales (calcio, el cobre, el selenio o el zinc, entre otros), ácidos grasos, enzimas y polisacáridos, todos ellos contenidos en este gel compuesto en un 99% por agua.

Es un excelente hidratante, suaviza las zonas de la piel que están resecas o dañadas.

Tiene una capacidad hidratante y penetrante cuatro veces superior al agua, lo que multiplica su eficacia. Al penetrar, la acción de sus nutrientes naturales, los minerales, las vitaminas, los aminoácidos y las enzimas estimulan la reproducción de nuevas células, por eso es un gran regenerador celular, cicatrizante y tonificador.

De gran ayuda contra la piel acneica, gracias a sus propiedades antisépticas, favorece la cicatrización de los granos ocasionados por esta afección.

Lucha contra la psoriasis y el exceso de caspa: al tener efectos analgésicos, reduce el picor asociado a la caspa, y a su vez favorece que no nos rasquemos y terminemos dañando más el cuero cabelludo.

Tiene propiedades calmantes, por lo que es muy recomendable su uso en quemaduras, picaduras, golpes o tras la depilación.

Es un ingrediente muy común en todo tipo de cosméticos para pieles sensibles.

Muchas marcas utilizan el aloe vera como primer ingrediente, en vez del agua.

NATURKAMO, ESCUELA DE

COSMÉTICA NATURAL DE LEÓN