Diario de León

El Polígono 58 se queda sin chopera

El Ayuntamiento de León talará los 31 ejemplares

La chopera del Polígono 58 sobrevivió al intento de tala de 1994 pero ha perdido poco a poco ejemplares.

La chopera del Polígono 58 sobrevivió al intento de tala de 1994 pero ha perdido poco a poco ejemplares.

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Estaban allí antes de que a la ciudad le diera por crecer en urbanizaciones que remontaban la ribera oeste del Bernesga. Fueron cerca de un centenar los ejemplares que formaban aquella alameda a la que le desaparecieron poco a poco los miembros, como si los otoños se llevaran los troncos junto a las hojas en su ritual de caducidad, mientras los vecinos se debatían entre quienes los consideraban un peligro y los que abogaban por su conservación. No pasarán de este invierno, después de que los técnicos municipales certificaran el daño irreversible que sufren y pusieran la cruz para su próxima tala a los 31 árboles que quedan de la chopera que se ligaba al Polígono 58 como un emblema.

Los chopos lombardos desaparecerán por completo del escenario para ser sustituidos por 62 árboles autóctonos, entre los que se cuentan abedules, hayas, fresnos y castaños. La reposición tardará entre 5 y 8 años en formar fronda, según calculan los expertos, y devolver la imagen a una zona con gran densidad de población en el que se agrupan el parque y la bolera. Su pervivencia supone un riesgo, como inciden los técnicos en su informe, en el que detallan que se encuentran podridos por dentro por el avance de los años y la decisión de hace décadas de desmocharlos, lo que provocó que la acción de la humedad avanzara más deprisa. Ni siquiera se contempla, como solicitan Ecologistas en Acción y Ciudadanos, que se haga una nueva purga para eliminar tan sólo los más entornados, puesto que se considera que puede exponerse al resto al castigo de los vientos y provocar un efecto dominó en ejemplares de entre 35 y 40 metros de altura y hasta cinco metros de diámetro, con el consiguiente peligro ciudadano.

No se aventura en esta ocasión indulto para la chopera, como sucedió en 1994, cuando un grupo de personas promovió se mantenimiento. Como muestra queda el monolito colocado en el año 2000 en homenaje a Marian Arce, una de las más activas promotoras, fallecida de cáncer. Allí seguirá. Sin chopos, pero con árboles.

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