Diario de León

Una red para huir de los nazis por Ordesa

El cómic ‘Frontera de Ordesa’ narra de la mano de los zaragozanos Juanarete (guion) y David Tapia (dibujo) cómo los pasos de alta montaña de esta zona del Pirineo sirvieron durante la Segunda Guerra Mundial de red de evasión para los perseguidos por los nazis.

Juanarete (guion) y David Tapia (dibujos)

Juanarete (guion) y David Tapia (dibujos)

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inés escario

Esta historieta de GP Ediciones, que se presentó esta semana en la capital aragonesa, relata la última misión de la red de evasión Pat O’Leary gracias a dos personajes reales: el líder anarcosindicalista Francisco Ponzán y la periodista y activista de la resistencia francesa Nancy Wake.

Como señala en una entrevista a Efe el escritor del cómic, esta red de evasión se remonta a una experiencia vivida durante la Guerra Civil, en la que un grupo del bando republicano en el que estaba integrado Ponzán se dedicaba a actividades de infiltración en territorio enemigo, acciones de rescate de prisioneros y sabotaje.

Cuando concluyó la guerra, la red sirvió para evadir a los prisioneros republicanos españoles que habían conseguido escapar de los campos de internamiento en Francia.

Con la entrada de Francia en la Segunda Guerra Mundial comenzaron también a trasladar a España a refugiados franceses, belgas y huidos en general de los nazis y, en 1940, la Red de Ponzán se integra en la de Pat O’Leary.

Sus acciones se multiplican por diez para ayudar también a aviadores aliados abatidos, militares huidos o mujeres y hombres perseguidos por la Gestapo o las Milicias de Vichy.

«Francisco Ponzán es una especie de faro en la historia, pero aparece muy poco porque lo que me interesa remarcar es la red, más que la persona que la dirigía», explica el autor sobre este héroe, condecorado a título póstumo por Francia, Reino Unido y Estados Unidos y fusilado en el Pirineo francés en 1944.

Pero la última gran evasión de la red en 1943 para llevar a un grupo hasta el consulado británico en Barcelona es solo uno de los tres relatos que recoge este cómic, que se remonta además a 1938, con la Bolsa de Bielsa, y a 1930, para retratar el contrabando y estraperlo en la frontera.

El proceso artístico para la creación del relato ha sido «de lo más artesanal», como señala David Tapia a Efe, por lo que está dibujado a lapicero, plumilla y pinceles, aunque la incorporación de color se ha llevado a cabo con un proceso digital.

«Quería intentar ser lo más fiel posible a la época y no jugar con los artificios de ahora. Inicialmente iba a ser a dos tintas, pero cuando entramos en el proceso, decidimos incorporar el color», añade el dibujante zaragozano, quien defiende que «el color juega un papel importante porque condiciona las sensaciones y la experimentación del lector de principio a fin».

Y más allá de Francisco Ponzán o Nancy Wake el artista reconoce que hay un personaje principal en el cómic, los Pirineos, un paisaje que hace de nexo de unión como «frontera que separa, pero también une».

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