EL REGRESO DE LA PRINCESA HERIDA
La princesa Charlène vuelve a casa. Continuará en Mónaco su recuperación junto a sus hijos y su marido. La esposa del príncipe Alberto podría retomar en unas semanas su actividad oficial y zanjar así los rumores de crisis matrimonial
La princesa Charlène regresó a Mónaco en noviembre tras permanecer varios meses en Sudáfrica por una dolencia otorrinolaringológica que le impedía volar. Lo hizo visiblemente más delgada y, a pesar de la sonrisa que lució en el reencuentro con su familia, su delicado estado de salud le obligó a retirarse para garantizar su recuperación. Cuatro meses después vuelve al principado de manera definitiva.
Desde el palacio monegasco celebran su «alentadora recuperación». «Se ha reunido felizmente con su familia y sus seres queridos», dicen. Esperan que en las próximas semanas retome su agenda oficial, aunque bajo un estrecho seguimiento médico. «Tan pronto como su salud sea lo suficientemente fuerte, la princesa espera pasar tiempo y socializar otra vez con los monegascos». Para una recuperación completa «todavía necesita paz y tranquilidad», y la pareja principesca pide «que su vida privada se siga respetando en el marco del entorno familiar», rezaba un comunicado oficial.
Hace un mes, Alberto de Mónaco daba las primeras pistas sobre la mejoría de su mujer. «Está mucho mejor y espero que regrese muy pronto», decía.
La alarma salto cuando, tras su regreso a Mónaco, no se la volvió a ver y se supo que ingresó en un centro especializado en Europa para tratarse de «un profundo agotamiento emocional y físico». También trascendió que durante su estancia en Sudáfrica estuvo al filo de la muerte por una infección a causa de una operación previa.
La exnadadora pasó meses sin poder ingerir alimentos sólidos, lo que se reflejó en su físico y en su salud mental. Un largo proceso que estuvo bajo la sombra de la crisis matrimonial, a pesar de que tanto Alberto como Charlène se han profesado muestras de cariño en la distancia. Ella lo hizo en varias ocasiones a través de las redes sociales, felicitándolo en el día del padre y en otras señaladas fechas familiares.
Él ha desmentido siempre ante los medios que estuvieran al filo de la separación. No ayudó que en 2020 una mujer brasileña residente en Italia asegurara que el príncipe Alberto era el padre de su hija de 16 años. Una información que no sorprendía, dado que ya tiene dos hijos, Jazmin Grace Grimali, de 29 años, y Alexandre Grimaldi-Coste, de 18, fruto de relaciones esporádicas. Por eso, la marcha de Charlène a Sudáfrica se interpretó como una reacción a las posibles infidelidades de su marido, algo que él desmintió tajantemente.
«¡No se fue de Mónaco por una rabieta!», aseguraba en septiembre. «Se suponía que iba a estar una semana larga, diez días como máximo, y al contraer esa infección surgieron todas estas complicaciones médicas», explicó. «Quizá debí pronunciarme antes sobre los rumores. Pero estaba concentrado en cuidar de los niños», se excusó.
Ahora, con Charlène en casa, su vuelta a la vida pública probaría que la familia se mantiene unida en la salud y en la enfermedad. ¿Todos los días de su vida? El tiempo dirá.