Diario de León

REQUIEM POR LAS MARIPOSAS

Han desaparecido de nuestros paisajes, arrasadas por la voracidad del hombre y sus nuevos sistemas de cultivo. No han tenido tiempo si quiera de adaptarse. Una muestra más de que el planeta está en peligro

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Después de más de 50 años observando la vida de las mariposas, Josef H. Reichholf alerta de nuevo de la lenta pérdida de estos insectos. «Ha desaparecido más del 75% de nuestras mariposas», ha escrito en más de una ocasión en sus investigaciones. Ahora, todos esos apuntes, notas, pensamientos y conclusiones quedan plasmadas en su nuevo libro ‘La desaparición de las mariposas’ (Crítica, 2021). Tras la publicación, el biólogo alemán responde a estas cuestiones.

¿De dónde viene este interés por las mariposas? «Hay dos fuertes influencias que han colaborado en este interés. La primera tiene que ver con mi infancia en un pequeño pueblo de la Baja Baviera rural, donde conocí los prados llenos de mariposas. Me fascinaban. Pero, esta luego creció, cuando empecé a estudiar la vida de una polilla acuática llamada Nymphula nymphaeata. Este nombre científico significa ‘la pequeña ninfa de los nenúfares’. Sus orugas viven en parte bajo la superficie del agua, sobre plantas acuáticas. Al eclosionar, la pequeña polilla, que brilla como una perla, se eleva a la superficie con la ayuda de una burbuja de aire. Es increíble, todo el ciclo de vida de esta pequeña polilla», dice.

«La mayoría de las especies de mariposas y polillas han disminuido mucho su abundancia durante el último medio siglo. Las más afectadas por esta disminución son las mariposas del paisaje de uso agrícola. Sin embargo, las especies que viven en los bosques también han sufrido este impacto, aunque en menor grado. En total, la pérdida asciende a más del 75%. Aproximadamente, la mitad de las especies de mariposas se volvieron raras y están en peligro de extinción. Para la gran mayoría de los demás insectos, especialmente los más pequeños, la disminución es aún más grave, quedando tan sólo un 4% en mi región natal en Baviera (Alemania)», cuenta este investigador.

Reichholf comenzó el seguimiento de las mariposas en 1969. Y comprobó que durante la primera década, hasta principios de 1980, el total de la especie sólo fluctuaba de año en año. Luego, a partir de los 80, el número de mariposas por noche disminuyó anualmente. En la década de los 90, el bajo nivel se hizo evidente, y, desde entonces, no ha habido ningún resurgimiento, explica.

La abundancia de las mariposas y otros insectos se mantiene en un nivel muy bajo. «Todo el mundo lo puede ver en el parabrisas del coche. Antes había que limpiar los restos de insectos después de cada viaje. Ahora, sólo lo experimentamos cuando conducimos por zonas remotas de los Balcanes, por ejemplo», pone como ejemplo.

Hay una explicación. «La agricultura moderna y altamente intensificada ha sido la causa principal de la disminución de las mariposas y de otros insectos».

Para este investigador, la agricultura parece ser el factor central. «Además, las cantidades de fertilizantes se han elevado a niveles desconocidos y totalmente antinaturales. Eso significa que sólo sobrevive una minúscula selección de plantas distintas de las especies cultivadas, que toleran altos niveles de nitrógeno y otros fertilizantes. Eso reduce la diversidad de plantas alimenticias a menos de un puñado de especies en los márgenes de los campos y a lo largo de los caminos», cuenta.

¿Aún estamos a tiempo de revertir esta situación? «Todas las causas de la desaparición de las mariposas son obra del hombre y podrían cambiarse sin mayores problemas. Son necesarios cambios en la agricultura. En la Unión Europea hay un alto excedente de producción debido a las subvenciones. Con el mismo dinero que se gasta cada año en subvenciones, se podrían evitar fácilmente los peores efectos. La agricultura a pequeña escala de estilo tradicional y la agricultura ecológica serían mucho más beneficiosas».

Hay un claro impacto si las mariposas desaparecen. «Son parte de la naturaleza viva. Con su diversidad de especies y su abundancia representan el estado de la naturaleza a escala local, regional y, finalmente, mundial. Estas no muestran qué está cambiando y en qué medida lo hacen. Por lo tanto, son de gran importancia con respecto a los aspectos funcionales de la naturaleza. Sin embargo, la humanidad y el planeta no dependen únicamente de la producción y la obtención de dinero. Muchas personas, cuyo número va en aumento, valoran las condiciones de vida. Las mariposas son signos de calidad de vida», dice.

Denuncia otra cuestión clave: no han conseguido adaptarse mínimamente al cambio que están sufriendo.

« No, no hay adaptación al envenenamiento y a la sobrefertilización en las mariposas. Las escasas especies que pueden soportar el alto nivel de fertilización, como la de la col, se ven afectadas por la aplicación de los pesticidas. La única adaptación obvia, que pudimos detectar, es la tolerancia a un nivel generalmente más alto de luz en la noche dentro de las ciudades más grandes. Los cambios en el espectro luminoso hacia las longitudes de onda más largas mejorarán aún más la situación allí. Lamentablemente, las posibilidades de mejorar la vida de las mariposas son mayores en las grandes ciudades que en el campo», denuncia.

La evolución es la misma en toda Europa, en América del Norte y también Asia Oriental. «La destrucción de los bosques tropicales también reduce la biodiversidad a un ritmo vertiginoso, y un gran número de mariposas poco conocidas o desconocidas ya están en peligro de extinción. Una de las principales razones de la destrucción de los bosques tropicales es la importación de alimentos para la excesiva producción de carne en la Unión Europea, especialmente en Alemania. Las vacas, los cerdos y los pollos se están cargando la biodiversidad tropical al ser alimentados con productos de soja y aceite de palma», concluye.

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