Diario de León

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La inteligencia artificial ha llegado para aumentar las capacidades del ser humano, no para sustituir a los trabajadores, asegura la experta Idoia Salazar, quien señala que detrás de las «imágenes apocalípticas» de las máquinas acabando con la humanidad está el desconocimiento.

El constante miedo de la sociedad hacia el cambio, junto a ese desconocimiento sobre estas tecnologías, es lo que está detrás de las «imágenes apocalípticas» de robots sustituyendo a todos los trabajadores y acabando con la humanidad, defiende en declaraciones a Efe la doctora en periodismo y experta en ética de la inteligencia artificial.

Salazar acaba de publicar (editorial Trea), libro en el que arranca diciendo que «aquel que mejor se adapta a los cambios es el que sobrevive».

Y es que, la inteligencia artificial creará «infinitamente más empleos de los que destruirá», aunque tendrá que hacer frente a mitos, alimentados en gran medida por la ciencia ficción en la literatura y en el cine.

«En la cultura oriental, donde hay una mayor aceptación de la inteligencia artificial, desde los dibujos animados que ven los niños, los robots son vistos como héroes», explica, mientras que en la occidental los robots aparecen como «villanos que quieren acabar con la humanidad», como en o .

Sin embargo, insiste en que la inteligencia artificial ha llegado para aumentar y mejorar las capacidades de los seres humanos, no para sustituirlos.

Por ejemplo, en medicina, la inteligencia artificial ayudará a dar diagnósticos más precisos y personalizados, detalla Salazar, pero la labor de los médicos «seguirá siendo imprescindible para cerciorarse de la validez del tratamiento y para ajustarlo al contexto del paciente, que la máquina no es capaz de ver».

Precisamente por sus innumerables ventajas y su inevitable introducción en la sociedad es por lo que la población debe «cambiar su mentalidad» hacia estas tecnologías, a la vez que «conocer los riesgos que posee», y para ello es necesaria la divulgación y la educación.

Según Salazar, esta educación debe ser, no solo para la población general, sino también para las empresas, que deben ser conscientes de las implicaciones sociales que pueden tener los algoritmos que usan.

«Si la inteligencia artificial recibe datos de que la mayoría de las personas que ha contratado una empresa son hombres, dirá que la mejor persona para contratar tiene que ser un hombre», apunta esta experta, quien añade la necesidad de establecer unas «normas éticas básicas».

No obstante, Salazar expone en su libro que deben ser los gobiernos los que empiecen a tomar acciones para educar y para delimitar el desarrollo de la inteligencia artificial, «mientras estemos a tiempo».

Idoia Salazar es doctora en Periodismo y profesora en los Grados Internacionales en la Facultad de Comunicación y Humanidades de la Universidad CEU San Pablo. Especializada en ética en la inteligencia artificial, es investigador principal del grupo SIMPAIR (Social Impact of Artificial Intelligence and Robotics). Desarrolló su carrera profesional en los medios digitales del Grupo PRISA en los que fue responsable del área de I+D, participando en proyectos competitivos de la Unión Europea relacionados con tecnologías de web semántica. Es autora del también del libro

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