Aquel sabor de entonces

josé enrique martínez

EEngendrado y criado en Pamplona, nació en San Sebastián en 1940 y reside desde los 18 años en Madrid». Hablamos de Jesús Munárriz, cuyo recorrido vital va intensamente unido a la poesía, como editor (Hiperión) y como poeta, con buen número de poemarios en su haber desde 1975 hasta el presente. Sobre varios de ellos hemos escrito en «Filandón». En el último, titulado Y tan lejos de casa, poetiza Munárriz sus «nostalgias pamplonesas», sus vivencias de infancia y adolescencia; evocadas por el escritor adulto, las vivencias y los recuerdos van imbuidos de lecturas, historia, reflexiones… Los poemas recogen variedad de asuntos acordes con una atractiva variedad métrica, del verso medido al libre, del poema relativamente extenso al chispeante jaiku. Munárriz es excelente conocedor, difusor y cultivador del género nipón; Capitalinos, Escaramujos y Fugacidades son tres poemarios de jaikus y, desde mi punto de vista, de los más finos y hermosos escritos en nuestra lengua. También en el poemario que reseño, Y tan lejos de casa, aparecen muestras del género en sendas series de «Jaikus navarros» y «Jaikus sanfermineros»: «El sol se pone, / Tudela se ilumina, / llega la noche»; en el verso corto muestra Munárriz agilidad y gracia. Valga esta seguidilla nostálgica y emotiva: «Llueve en mi infancia, llueve, / llueve a diario, / se me mojan las hojas / del calendario».

En el poemario hay composiciones excelentes, como «Doctor Duarte», evocación del autor de Examen de ingenios, o como «Un mal julio», que alude a aquel trágico mes de 1936 en el que el general Mola dispuso el terror como arma contra los que pensaban diferente; la guerra civil está presente en diferentes poemas, acentuando la vena critica que alienta en la obra de Munárriz. El poemario alude a aquella oscura y pacata España de la posguerra, con sus fiestas, personajes pintorescos, enseñanzas caducas, sus pálidas luces y sus muchas sombras. La memoria y la lejanía temporal son asuntos que impregnan buena parte de los poemas. «Fugaz retorno», por ejemplo, alude al egreso a la ciudad, un reencuentro en el que se activa la memoria para confirmar en otro poema que aquella ciudad de 50 años atrás solo persiste en la memoria. No es la ciudad del presente la que Munárriz poetiza, sino la que tercamente perdura en la memoria, y muy vivamente, como «aquel mercado viejo de la infancia», abigarrado y bullicioso, que dibuja en uno de los más sugerentes poemas del libro, «La plaza vieja».