Diario de León

A Santiago por una senda de estrellas

La relación entre la ruta jacobea y la astronomía centra hoy el visionado de la ALA en el Coto Escolar

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Cuentan que los primeros peregrinos se guiaron por la Vía Láctea para llegar a Compostela, cuando no había mapas impresos, ni mucho menos aplicaciones móviles para orientarse.

Y dice Paúl LLamazares García, vicepresidente de la Asociación Leonesa de Astronomía (ALA), que hay parte de verdad y parte de leyenda en esta creencia que ha llegado hasta nuestros días.

«En verano, poco antes del amanacer, hacia las seis de la mañana la Vía Láctea sí presenta esa posición este-oeste en la Península Ibérica», que supuestamente sirvió de guía a los peregrinos. Pero no el resto del año y «menos aún en invierno», aclara.

Sobre la relación del Camino de Santiago y la astronomía abundará esta noche en la conferencia que a partir de las 22.00 horas ofrece en el Observatorio Pedro Duque situado en el Coto Escolar de León. Posteriormente se realizará un visionado del firmamento que, por motivos de seguridad sanitaria y capacidad del espacio, se reduce a 60 plazas ya cubiertas.

«Compostela, camino de estrellas» forma parte del congreso La astronomía en las rutas jacobeas organizado por la Universidad de Santiago de Compostela con motivo del próximo Jacobeo 2021 y que cuenta con la colaboración del Ayuntamiento de León y la Xunta de Galicia.

Todo en el Camino está plagado de estrellas, empezando por el mismo nombre de Compostela que significa campo de estrellas (campus stellae) y recuerda sus orígenes. «Cuando el eremita Pelayo descubrió la tumba de Santiago en el año 813 se dice que vio caer una luvia de estrellas fugaces sobre el monte Libredón», explica Llamazares. En ese lugar, a donde mandó llamar al obispo de Iria Flavia, se encuentra hoy la ciudad de Santiago de Compostela.

Será una noche en la que la ciencia se entenderá mejor con metáforas divertidas de un camino estrellado que ha sido y es un éxito rotundo durante siglos. Y es que donde la astronomía ve cúmulos, galaxias y nebulosas, los cuerpos que forman el cielo profundo, la creencia popular imagina almas de difuntos que no pudieron completar el camino en vida y lo hacen a través del firmamento.

La Nebulosa del Alma de Casiopea o la Nebulosa del Velo de Cisne, sobre las que Paúl LLamazares, abundará con un espectacular material gráfico están precisamente en ese cielo profundo que ha contribuido a crear el aura de magia y misterio del Camino de Santiago a lo largo de sus casi doce siglos de existencia desde que el cuerpo del santo fue hallado en la tumba con la cabeza decapitada en la mano.

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