SANtuario de la carne

Pasan los peregrinos por el 36 de La Virgen del Camino (avenida de Astorga para ser exactos, frente al Aero) y a alguno casi se le ocurre un cambio de planes y posponer la austeridad a cambio de un chuletón. Casa Dobe salta a la vista. Da en el blanco con muchos platos, pero con la carne a la piedra se convierte en santuario de una propuesta imponente. Si se dice que hay que partir de una idea buena, Mónica Álvarez y Rubén Domínguez lo han hecho desde una genial: carne de máxima calidad que aunque un día asombra, ellos ya están pensando en las piezas que van a llegar después.

El resto de la carta se compone de los nombres infalibles tanto de la gastronomía leonesa como del Norte y el Noroeste español. Si la cecina ocupa un lugar estelar, un pulpo a la brasa tampoco se queda a la zaga.

Una vez pasados estos meses de incertidumbre, la terraza de Casa Dobe funciona como un punto de encuentro a sumar al ambiente acogedor y agradable que también sus dueños se han marcado como lema. Pero, en este caso, el toque casero y casi añejo no aparece para nada reñido con un local que cuenta con un cuidadísimo y moderno diseño en las diferentes estancias de que se compone el establecimiento. La amplitud en todas ellas también es una de las características a seguir.

La cocina tradicional, con especial atención a los puntos neurálgicos de la geografía gastronómica, de Galicia a Santoña, por poner dos ejemplos, conecta así con la despensa leonesa en todas las vertientes y con una bodega en la que tienen cabida vinos a la altura de esas carnes espectaculares que primero están a la alcance de los ojos.

Mónica y Rubén, que tienen una hija de 11 años: Alba, sí que saben que luego hay que tener algún truco para toda la clientela. Como es el hecho de que las patatas fritas más ricas de León se coman en Casa Dobe.