Diario de León

La sardina entierra las mascarillas

Los zafarrones de Riello y la asociación Rey Ordoño recrearon el entierro simbólico del Carnaval con obispo, monaguillo, fiscal y plañideras

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León

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Después de varios días de disfraces y color, de pies doloridos y voces algo tocadas, el Carnaval llegó ayer a su fin y los leoneses ya piensan en los trajes del año que viene. Las celebraciones de Don Carnal se acaban, pero comienza a ponerse la vista en una fiesta más solemne: la Semana Santa. Eso sí, primero hubo que enterrar a la sardina, una tradición repleta de ironía que marca el último resquicido de los carnavales para dar paso a la Cuaresma católica. Los protagonistas: un entierro, una sardina y personas vestidas de luto. Las plañideras lloraron ayer amargamente siguiendo al cortejo fúnebre desde la plaza de Regla a San Marcelo. La asociación de vecinos Rey Ordoño se encargó de animar el recorrido con un obispo, un monaguillo y un fiscal, la banda de música fúnebre y el cortejo ciudadano de negro. También participaron los zafarrones de Riello, ataviados con piel de oveja, cencerros y una careta de carnero. La sardina, símbolo de las tan denostadas vigilias y abstinencias, no se salvó de las llamas como es tradición, aunque un particularísimo obispo realizó el responso de Cuaresma.

León pudo recuperar este año las fiestas del Carnaval, suspendidas en 2021 por la pandemia. Unas 700 personas participaron en la Gran Cabalgata, que incluyó concursos de disfraces de adulto (individual y parejas), pequeños grupos, grupos, comparsas y carrozas, entre los que se repartieron 7.045 euros en premios. Doce charangas recorrieron las principales calles de la ciudad desde Guzmán el Bueno al Palacio de Congresos y Exposiciones, donde se celebró una fiesta con orquesta. También se preparó un Carnaval en Familia para los pequeños y un desfile de antruejos leoneses de varias localidades.

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