Diario de León

«El sentimiento chino de humillación es del XIX»

olga watkin

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césar coca

Edward Rutherfurd ha firmado una serie de novelas-río que tienen en común contar la Historia de un país o una ciudad durante varios siglos a partir del relato de una saga familiar y quienes se relacionan con ellos. Nacido en Salisbury y residente ahora en Dublín, de su pluma han salido París, Nueva York, Londres y Rusia, best sellers internacionales todas ellas. Ahora publica China (Roca Editorial).

—Esta novela abarca un período de solo 60 años. ¿Por qué no ha cogido uno más largo, como en las novelas anteriores?

—La historia de China abarca más de tres mil años y, temáticamente, es algo repetitiva. Pero cuanto más estudiaba su historia, más me parecía que casi todo lo que vemos hoy se deriva del estremecedor encuentro del siglo XIX con Occidente: las guerras del opio, el saqueo por parte de las potencias coloniales, el período que los chinos llaman ‘el siglo de la humillación’. Eso lo cuento desde muchos ángulos: comerciantes y misioneros británicos, un mandarín, una familia campesina y rebelde, un comerciante, un guerrero manchú y un eunuco de palacio que todo lo ve. Había material maravilloso para una novela enorme. El problema era cómo meterlo en un solo libro.

—¿Y por qué China? ¿Qué le llevó a elegir ese país?

—Desde pequeño me han fascinado dos grandes culturas ‘exóticas’: Rusia y China. Al escribir un libro sobre cada una, pude financiar mis estudios: mis libros están destinados al beneficio de mis lectores y también a educarme a mí mismo. De hecho, tengo otra cultura ‘exótica’ que me ha fascinado desde que pasé un mes allí en mi adolescencia, y es Japón. Pero no escribiré sobre Japón, aunque disfruto leyendo sobre él.

—¿Qué usa usted más para la documentación: libros de Historia o novelas?

—En el pasado, fui un lector voraz de novelas históricas. Entonces se podría decir que estaba bien preparado en un sentido técnico. Pero ahora tiendo a no leer a otros novelistas sobre el período o el lugar en el que estoy trabajando. Sería una gran distracción. O los copiaría sin querer, o me esforzaría demasiado para ser diferente. Así que profundizo en los libros de Historia para ver qué ideas creativas surgen en mi propia imaginación, y voy con eso.

—¿Es más difícil construir los personajes de ficción y darles vida o hacer que entren en escena los personajes reales con sus rasgos de personalidad?

—Generalmente me gusta contar la historia de mis propios personajes cuyas vidas a menudo interactúan con personajes históricos. Me gusta dar mi ‘opinión’ sobre las personalidades de las principales figuras históricas, desde Enrique VIII (¡no era un buen tipo!) hasta la misteriosa emperatriz viuda Cixi de China. Esos retratos son viñetas, a veces vistas a través de los ojos de otro personaje. Por supuesto, podría convertir a una gran figura histórica en un personaje principal. Pero no quiero. Prefiero dar a mis propios personajes humildes las mejores partes y tener a los reyes y reinas en papeles secundarios.

—Uno de sus personajes es un eunuco.

—Los eunucos fueron utilizados por los emperadores chinos durante siglos. Por lo general, eran castrados de niños. Pero descubrí que algunos de la Ciudad Prohibida eran hombres que habían estado casados y tenían hijos. Al ser elegidos luego para ser castrados y entrar en palacio, esperaban poder ganarse la vida y mantener así a sus familias. Esto me permitió crear el personaje del eunuco Lacquer Nail.

—¿La rapacidad de Japón y Occidente en la primera mitad del siglo XIX explicaría la actitud actual de China respecto de esos mismos países?

—Pienso que sí. Los británicos humillaron a los chinos con su tecnología militar superior, de ahí la determinación de China de adquirir la mejor tecnología hoy día. Los rusos ocuparon una gran parte de Manchuria. Los japoneses se apoderaron de Corea -que había sido un reino que rindió homenaje al emperador- y de Taiwán. Protegiendo su imperio en el norte, los franceses se apoderaron de lo que ahora llamamos Vietnam, que le había dado a China el mismo tipo de protección en el sur. Los británicos se apoderaron de numerosos puertos... Más tarde, Japón llegó a dominar aún más a China. El sentimiento de humillación e inseguridad de China comienza en el siglo XIX.

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