Diario de León

La soledad cuesta muy cara

Mayor consumo de fármacos y más bajas laborales son algunas de las consecuencias que causa este problema que un observatorio específica cifra en el 12% de españoles

Matilde Fernández, presidenta del Observartorio Contra la Soledad no Deseada. VICTOR CASADO

Matilde Fernández, presidenta del Observartorio Contra la Soledad no Deseada. VICTOR CASADO

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EFE

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Mayor consumo de fármacos, más bajas laborales... son algunas de las consecuencias de no atender la soledad no deseada con políticas preventivas y que aborden de frente estas situaciones que afectan al 12 % de la población en España y que, además de las consecuencias emocionales y personales, tienen un alto coste económico.

Algunos países como Canadá o Reino Unido ya han empezado a actuar frente a la soledad, planificando campañas y otras políticas específicas para combatirla, e incluso han medido el coste económico de no atenderla: en torno a 10.000 euros por persona y año, en el caso británico.

Si no nos tomamos en serio la soledad no deseada, ¿puede ser una enfermedad grave para la sociedad? «Sin duda», explica a Efe la presidenta del Observatorio Contra la Soledad no Deseada, Matilde Fernández.

«De tristeza pasaría a depresión, de soledad a aislamiento y los aislamientos y las soledades muy profundas de las personas acaban a veces con muertes de personas que viven solas; en una sociedad civilizada no podemos permitir enterarnos tarde y mal de la muerte de unos vecinos», lamenta Fernández. El observatorio, que arrancó el pasado mes de abril con el impulso de la Fundación Once y el apoyo de las principales entidades sociales, trabaja en la elaboración de esa factura de la desatención.

«Esperamos tener a finales del año ese coste de no atender la soledad, nos lo han requerido departamentos de economía de varias universidades; hay cosas que se pueden medir bien en el campo de gasto sanitario y de las bajas laborales, y eso implica costes de desempleo y de prestaciones», señala la ex ministra socialista de Asuntos Sociales y Bienestar Social entre 1988 y 1993.

Por ejemplo, las situaciones de soledad se afrontan en casos de mayores con mayor consumo de fármacos y en personas en edad laboral, puede desencadenar bajas laborales. «Debemos incorporarlo en las agendas políticas y tomar conciencia de que es un problema, sobre el que ya están trabajando otros países y que en España debemos hacerlo más intensamente», asevera.primordial para poder reclamar a todos los agentes estatales y empresariales hacer frente a esta triple crisis climática, de pérdida de biodiversidad y de contaminación. Estamos ante el primer paso para que se abra un paraguas jurídico a nivel internacional para acceder al Tribunal Penal Internacional. El momento social que vivimos, donde la pandemia ha arrasado con el modelo que teníamos, es el adecuado para globalizar derechos, porque el mayor derecho que tenemos es la vida y nos lo estamos jugando ya que el medioambiente no está sano. Estamos globalizando derechos, pero ahora queda el siguiente paso que es localizar la economía.

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