Diario de León

Talento español a buen recaudo

La medalla del Nobel Santiago Ramón y Cajal, padre de la neurociencia, estará durante dos meses en el Instituto Cervantes, muy cerca del legado de los Machado

Duque deposita la medalla del Premio Nobel de Fisiología y Medicina que Ramón y Cajal recibió en 1906. F. ALVARADO

Duque deposita la medalla del Premio Nobel de Fisiología y Medicina que Ramón y Cajal recibió en 1906. F. ALVARADO

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Tres nombres fundamentales de la intelectualidad española: Santiago Ramón y Cajal, los hermanos Antonio y Manuel Machado, y el Instituto Cervantes aparecen juntos en pleno 2020 como señas del saber de España. Y la circunstancia, siempre unidos por el talento, se hace ahora patente nacional con el depósito de la medalla recibida por Ramón y Cajal como Premio Nobel.

Se trata del galardón, hito español, que el ya Premio Nobel de Medicina Santiago Ramón y Cajal recibió en 1906 y que permanece desde ayer custodiada en la antigua cámara acorazada del Instituto Cervantes, en la denominada Caja de las Letras.

La medalla estará allí durante dos meses, hasta el 25 de julio. Al científico seguro que le hubiera gustado la idea. Aparte de hombre de ciencia, Cajal fue pionero de la fotografía, dibujante y, algo que pocos saben, escritor.

Entregó a la imprenta libros como Cuentos de vacaciones , la autobiografía Recuerdos de mi vida y Psicología de Don Quijote y el quijotismo .

La distinción que obtuvo el padre de las neurociencias volverá luego donde siempre ha estado guardada, en el Banco de España, que dispone de mejores de medidas de seguridad. El ministro de Ciencia e Innovación, Pedro Duque, depositó ayer la condecoración del Nobel en la caja de seguridad 1.721, en un espacio que alberga 60 legados que representan la memoria viva de la cultura española. La medalla de Ramón y Cajal descansa encima del buzón que guarda algunos papeles de los hermanos Machado.

Parece que la condecoración se encuentra a gusto entre los poetas. En el momento en que los fotógrafos requirieron a García Montero para que volviese a abrir la caja, la cerradura se resistió. Cuando la medalla regrese al lugar del que partió, el buzón no se quedará vacío: acogerá primeras ediciones de algunas obras de Cajal.

Y para que el investigador no esté solo, pronto le acompañarán algunos objetos de uno de sus discípulos, como el imprescindible Severo Ochoa.

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