Tesoros de un itinerario

alfonso garcía

Venecia es una de las ciudades literarias, culturales y bellas más intensas del universo. Molina emprende en este libro un viaje por una «ruta de los paisajes muertos por la que me voy a perder». Según cuenta, y es fácil su constatación, «Me gusta caminar. Me gusta explorar. Me encanta contar lo que he explorado».

Y qué bien y con cuánta elegancia lo cuenta: la Venecia menos vista, alejada del turista, con su encanto y sabor, en la que busca «tesoros en un itinerario sin norte», esa ciudad que «no aparece en el radar del turismo de sol y góndolas». Canales, plazas, callejuelas, casas, palacios, cementerios, anécdotas, personajes, hechos circunstanciales como una boda… Una propuesta original, acompañado por el recuerdo de escritores, músicos, pintores, cantantes, bailarinas, incardinados de muy diversa manera en la historia de la ciudad por su propia visión de la realidad y de la vida. Posiblemente la verdadera visión de este enclave único, tan diverso e intenso. De ahí que la obra, además de las múltiples reflexiones tan bien traídas en el momento preciso y de tantas sugerencias explícitas o contenidas en el propio relato, sea un verdadero descubrimiento. En plural, sin duda, mejor. Esa historia íntima de las ciudades que la mayor parte de los turistas posiblemente ni sospechan, aunque sea la dimensión que enriquece o completa la visión de la totalidad.

Una mirada distinta y hermosa, en definitiva, enriquecida por una prosa depurada, llena de atractivos, con la soltura, exquisita en algunos momentos, de quien conoce bien el oficio, amparado en hacer del viaje una experiencia enriquecedora con la incorporación de múltiples situaciones y detalles. Uno cree sinceramente que la literatura de viajes, que va ganando espacios e intereses, tiene en estas páginas una estupenda manifestación.