Tradición con identidad propia
Vecinos de Velilla de la Reina representan una típica pastorada leonesa, también conocida como corderada.
georgino fernández
rSu presencia se ha multiplicado en los últimos años. Con sus adornos de velas, rosquillas y panes colgando, el ramo leonés conquista cada vez más hogares, espacios públicos y escaparates para reclamar su protagonismo como elemento distintivo de la Navidad leonesa. A punto de desaparecer, desplazado por otros ritos navideños de importación, el ramo leonés se aferró sin embargo a la tradición para volver a recuperar el terreno perdido. Y a fe que lo ha hecho.
El ramo leonés tradicional consiste en un armazón de madera de forma triangular generalmente (también puede ser semicircular o cuadrado), en el que se sitúan doce velas que vienen a representar los meses del año. De su estructura cuelgan diferentes ofrendas como lazos, hilos de lana, puntillas, bordados, rosquillas, otros dulces, panes y también frutas. Este armazón se apoya en una vara de madera colocada verticalmente sobre una peana que le sirve de soporte y al pie del ramo se suele situar de nuevo una cesta con ofrendas, por lo general frutos de la tierra en invierno como castañas y nueces.
Su origen se sitúa en la época precristiana, donde el culto a la naturaleza en general y a los árboles en particular, formaban parte del mundo religioso europeo de esa época. En esa época, se rendía culto al ramo, o para ser mas exactos a la rama del árbol, como preludio a la primavera y símbolo de la fertilidad en las celebraciones que se relacionaban con el solsticio de invierno. De todos los árboles venerados en dicha época en Europa, era el roble el que tenía un mayor protagonismo y era precisamente en las fechas previas al solsticio invernal, cuando sus ramas eran adornadas con cintas, telas y piedras pintadas, con el objetivo de regenerarlo y revitalizarlo.