Diario de León

El último latido de un exiliado en su reloj

Los familiares de Joan Lladó, un joven catalán que tras la Guerra Civil huyó a Francia y fue deportado a Neungamme, recuperan el objeto en una exposición sobre los campos nazis

El reloj estaba documentado como pertenencia del preso número 30.857 del campo de Neuengamme. TONI VILCHES

El reloj estaba documentado como pertenencia del preso número 30.857 del campo de Neuengamme. TONI VILCHES

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Los familiares de un joven catalán que tras la Guerra Civil huyó a Francia y fue deportado al campo de concentración nazi de Neuengamme han recuperado este viernes su reloj de pulsera, que formaba parte de una muestra de objetos recuperados de aquellos prisioneros.

Aquella persona era Joan Lladó i Mas, nacido en Manresa (Barcelona) el 13 de diciembre de 1914, aunque su madre falleció pronto y él se trasladó a Calonge de Segarra, de donde era originario su padre. El prisionero 30.857 de Neuengamme fue trasladado después al campo de Ravensbruck, donde murió en abril de 1945 a causa de una pulmonía provocada por las pésimas condiciones de la vida en un lugar que las tropas aliadas liberaron sólo cinco días después.

Ahora, los tres hijos de su prima, Isabel, Jaume y Joan Fernàndez Lladó, han recuperado el reloj de Joan Lladó, que formaba parte de la muestra ‘StolenMemory (Memoria Robada)’, que acoge el Museo Memorial del Exilio de La Junquera (Gerona) desde el pasado 14 de febrero.

Esa exposición itinerante reúne pertenencias halladas en campos de concentración y la consellera de Justicia de Cataluña, Ester Capella, ha sido la encargada de entregar a Isabel aquel recuerdo del tío de su madre.

Con el reloj en la mano, Isabel ha explicado que, para ella y sus dos hermanos, se trata de un «tesoro recuperado después de 76 años». Ha detallado que fue su hijo quien, interesado por la historia familiar, comenzó a «mover hilos» al saber que el tío de su abuela había muerto en el exilio.

«Buscó por diferentes archivos de Cataluña, Francia y Alemania y ha sido una gran sorpresa, aunque tienes una mezcla de sentimientos entre la gratitud inmensa por recuperar el reloj y una tristeza enorme por lo que pasó aquella gente», ha indicado visiblemente emocionada.

Isabel Fernández Lladó ha querido destacar que «el trato que tuvieron aquellos prisioneros fue totalmente inhumano, peor que las ratas».

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