Diario de León

Valdefresno, tierra de paz entre páramos y colinas

El municipio ofrece un tramo del Camino de Santiago, rutas desde Las Lomas y tradiciones ancestrales del Voto y el Pendón de Tierra

Valdefresno está compuesto por veinte pueblos que acumulan una riqueza patrimonial en iglesias, como esta de Villavente. JESÚS F. SALVADORES

Valdefresno está compuesto por veinte pueblos que acumulan una riqueza patrimonial en iglesias, como esta de Villavente. JESÚS F. SALVADORES

León

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Hablar de las tradiciones más ancestrales, de la ofrenda del Voto, del Pendón de Tierra o de los aluches es hablar de la Sobarriba, tierra de sabios labradores, de huertos, de cofradías singulares y campanas a tente nube. Aunque ahora los habitantes de los veinte pueblos de Valdefresno caminan a la sombra del mostajal, entre páramos y colinas, hubo un día en que el municipio albergó importantes sedes, como la del monasterio medieval de Santa Cruz de Cigoñola, construido en el siglo X para las repoblaciones, para que los moradores no abandonaran el terreno.

Tumbas, muros, una pila de agua bendita que estuvo en la iglesia de Golpejar, piedras talladas y otras piezas singulares aparecieron en el Cueto del Tío Paulino, donde languideció el monasterio en la cota más alta de la Sobarriba Baja. Los lugareños cuentan que la altura de la zona es tal que si hacen una hoguera en la ahora valorada ciudad de Lancia se ve perfectamente desde ese Cueto.

Junto con sus iglesias, Valdefresno también ofrece al turista un tramo del Camino de Santiago, con un singular Foncebadón que en lugar de piedras acumula cruces. Nadie sabe quién fue el primer peregrino que insertó su cruz entre los alambres de una valla del Alto del Portillo, pero lo cierto es que desde hace más de quince años se amontonan sobre esa cerca cientos de cruces toscas, elaboradas con palos, gomas, piedras, servilletas y cordones, que se han convertido en una curiosa tarjeta de Valdefresno. Parece que los peregrinos, de forma espontánea, han decidido asomarse a ese balcón, que se abre a dos metros de altura en un montículo del cruce de Golpejar de la Sobarriba y que, desafiando al vacío, dejan su firma en forma de cruz mientras contemplan de un vistazo la capital.

Los peregrinos que optan por llegar León a través de Valdefresno, siguiendo los pasos de miles de fieles que han convertido el Camino en una autopista de la Fe desde el siglo XIII, disfrutan de una panorámica de la capital única subiéndose a esa finca que abraza la subida a Las Lomas y la entrada hacia Golpejar.

Además, del Camino a Santiago, la Sobarriba posee paz, caminos, paisajes tranquilos y nuevas rutas que señalizará el Ayuntamiento junto a Las Lomas. Muchos de sus pueblos se han reinventado, unos conservando la arquitectura típica de patios con corredores cuajados de flores, otros con una emisora para reivindicar el carácter de la zona y recuperar tradiciones y otros como Solanilla, una localidad mágica y recóndita de 63 habitantes en la rebautizada Costa del Adobe, que fue seleccionada por la Escuela Mundial de Dinámica y Terapia de la Risa para celebrar el primer encuentro rural de risoterapia. Un recurso contra la monotonía, la angustia y el lamento que, además, rejuvenece la piel, crea «buen rollo», activa el cerebro, es barato y sana el alma.

Así que el municipio ofrece recogimiento en el Camino, naturaleza para pasear y respirar en paz y baños de carcajadas.

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