Vegas del Condado saluda al turismo y a la historia
El concejo ofrece retazos del pasado y rutas de bici para combinar su oferta
La arquitectura es singular en la zona. MARCIANO PÉREZ
El turismo de interior se cita con la historia en Vegas del Condado. Su junta vecinal, heredera de los concejos, que etimológicamente deriva del latín «concilium» que significa reunión o asamblea. Tienen su origen en los primeros siglos de la Reconquista en los territorios entre la Cordillera Cantábrica y el Duero (S. X), y entre éste y el Tajo (S. XI y XII) donde se establecen los Consejos Reales.
Conserva la zona aún escritos del año 1674, en los que los Concejos de Devesa y Vegas «acostumbrados a trabajar cada año en esta tarea, colaboraron en la construcción de la barbacana». La barbacana, es una estructura de origen medieval que consistía en un simple terraplén adosado al muro junto a la zona más débil, siendo una solución rápida y barata, sólo se utilizaba madera y tierra. Este método era empleado para encauzar el agua del río que cada año por el invierno invadía los campos, hace ya tantos años.
Tradición e innovación invitan al visitante a descubrir Vegas del Condado a través, por ejemplo, de una ruta de 40 kilómetros para hacer en bici y descubrir algunos de los secretos de este rincón de la provincia. Desde la Vega y por San Vicente, Lugán o Cerezales el recorrido descubre el alma de estos pueblos donde cultura, paisaje, pasado y presente conviven. Uno de los puntos álgidos es la subida por el monte hasta la conocida Cruz de Vega y la visita a ‘Las Dos Hermanas’, dos robles que son conocidos de esta forma.
En esta tierra de contrastes, la arquitectura tradicional de las iglesias o las viviendas convive con construcciones que llaman la atención por ser punteras en todos los sentidos. Se trata del edificio que alberga la sede de la Fundación Antonino y Cinia, en Cerezales del Condado. Esta construcción, que no deja de dar alegrías a los vecinos de la zona, es un puntal clave para la cultura.
Se trata de un complejo de 2.700 metros cuadrados en forma de varias naves contiguas recubiertas de madera de alerce y abiertas, en sus frentes norte y sur, por medio de grandes fachadas de vidrio que permiten mantener una relación permanente entre el interior y el exterior.
Está en pleno crecimiento y dispone del gran espacio en la vanguardista sede de la Fundación Antonino y Cinia: un centro escénico con más de 200 butacas y que estará completado en primavera. El escenario es desmontable y los paneles acústicos pueden virar para modular el sonido.