Diario de León

VENGANZA, BALAS Y BOXEO, LA MAFIA IRLANDESA

Uno de los clanes más poderosos del país, los Kinahan, es perseguido internacionalmente mientras el líder de otra banda, los Hutch, se enfrenta a una acusación por asesinato

sam williams

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León

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El boxeo profesional siempre ha estado teñido por la corrupción, pero lo ocurrido en Dublín el 5 de febrero de 2016 destaca en los anales de este deporte. Un centenar de asistentes al pesaje del irlandés Jamie Kavanagh y de su rival portugués, Antonio Joâo Bento, que iban a disputar un cinturón europeo del peso ligero, tuvieron que escapar como pudieron de las balas. Bento y su equipo lo hicieron escondiéndose bajo la mesa en la que comían. Primero entraron dos hombres con pistolas y tras ellos otros dos con fusiles Kalashnikov y uniformes del cuerpo de intervenciones de emergencia de la Policía irlandesa. Una cámara grabó la huida del estrado de Kavanagh, que hasta entonces exhibía sus músculos vestido con un calzoncillo estampado con un dibujo de Superman. Se escucha el ruido de disparos, la voz de un niño pidiendo ayuda a su padre.

Un fotógrafo de prensa captó la llegada de los dos hombres armados con pistola; uno travestido, el otro con gorra y mostrando su rostro a plena luz del día. Las cámaras de seguridad del hotel The Regency filmaron la búsqueda de dos individuos con fusil por los pasillos. «No está», dice uno de ellos, aunque un cuerpo yace muerto en la recepción. Se le identificó como David Byrne, miembro del clan de los Kinahan.

Los asesinos descendieron por las escaleras de la puerta del hotel y se marcharon en un BMW X5. La visible brutalidad y el desparpajo de un ataque con armas en un lugar público y relativamente céntrico de la capital irlandesa causó una conmoción social semejante a la que había provocado, veinte años antes, el asesinato de la periodista Veronica Guerin por un clan de traficantes de drogas. La reportera que murió por investigar a la mafia irlandesa bautizó a Gerard ‘Gerry’ Hutch como ‘El Monje’. Es un ladrón desde que era un niño, formando pandilla con otros en el abigarrado centro de Dublín de los años sesenta. No bebe, no fuma. No es ostentoso aunque se le achacan los robos más sofisticados. Fue encarcelado con 15 años y ahora es acusado de ser el asesino de Byrne.

La trama se tejió en la Costa del Sol. Sucesivos capos irlandeses se han asentado en España. Disfrutan del sol, se alejan de la Policía irlandesa, establecen conexiones para el contrabando de drogas, crean empresas para lavar sus ingresos. El mayor clan es el creado por Christopher Kinahan, titulado con dos licenciaturas y políglota, según la prensa. Condenado por tráfico de heroína, entre otras penas.

La raíz católica puede ser la razón por la que los Kinahan y los Hutch han creado sus estructuras dando prioridad a la familia. Hubo asesinatos de mafiosos irlandeses en la Costa del Sol (el del padre del boxeador Kavanagh, por ejemplo) antes de que Gary Hutch, sobrino de ‘El Monje’, fuera asesinado en Marbella en septiembre de 2015. Un sicario le esperó junto al edificio en el que residía y le abatió a tiros cuando intentó huir. Pero este crimen fue la espoleta de una guerra de clanes que se ha cobrado ya dieciocho muertes.

Gary Hutch, que había progresado en el negocio de las drogas en las filas de la banda de Kinahan, se habría rebelado contra uno de sus líderes, Daniel Kinahan, el hijo ejecutivo del capo. O quizá fue acusado de ser un chivato de la Policía. En cualquier caso, Gerry Hutch habría intentado salvar la vida de su sobrino, pero no lo logró. Alguna vez ha dicho que no se puede negociar con los Kinahan, porque lo quieren todo.

De la Costa del Sol a Dubai Es por ese motivo que ‘El Monje’, según los cargos de la Fiscalía irlandesa, o sus secuaces buscaban a Daniel Kinahan aquel 5 de febrero de 2016 para vengar a Gary Hutch. El dirigente mafioso estuvo allí, ya convertido en gran promotor de boxeo, pero se marchó antes del ataque. Por eso, decían «no está» los falsos policías que portaban fusiles de asalto, aunque habían matado a Byrne antes de huir. Tres días después, un hermano de Gerry Hutch, Eddie, fue asesinado.

La guerra de los dos clanes avanzó con aplastante victoria de los Kinahan, más ricos que los Hutch. Pero tras replegar velas en la Costa del Sol y establecerse en Dubai, lo que las autoridades de Estados Unidos describen como la Organización Criminal Transnacional Kinahan está encajando golpes a su estructura. Washington ofrece 4,7 millones de euros a quien dé pistas sobre la localización de Christopher Kinahan y de sus dos hijos, Daniel y Christopher.

Las sanciones han bloqueado la ambición de Daniel de convertirse en el gran promotor mundial de boxeo. Ha cerrado sus gimnasios. La familia se ha escondido, tiene dificultades para viajar y quizá para mover dinero. Algunos miembros de la lista de colaboradores elaborada por los cuerpos de Policía internacional, como John Morrisey, prominente empresario en Marbella, están siendo detenidos. Herry Hutch acude esta semana mientras tanto a un tribunal en Dublín después de haber sido extraditado por la Justicia española. Parece extraño que buscase refugio donde los Kinahan eran fuertes. El Gobierno de Estados Unidos lo considera también un traficante de drogas, pero él se declara jubilado del mundo del crimen. Dice que ganó su dinero con inversiones inmobiliarias. En la cárcel, ha llamado a los demás reclusos a poner fin al consumo de drogas en prisión. ‘El Monje’ iba a ser juzgado por asesinato junto a Jonathan Dowdall, exconcejal del partido Sinn Féin en Dublín. Pero este electricista y padre de cuatro hijos, antes condenado por secuestrar y torturar en su casa a un supuesto timador que quería comprarle una moto, reconoció su colaboración en el crimen de 2016 y se ofreció a ser testigo contra Hutch, a cambio de que le quitaran el cargo de asesinato.

Los diez días de interrogatorio de Dowdall de los que ha dispuesto el abogado de Hutch durante este proceso han sido disparatados. El exconcejal ha reconocido que ayudó a su padre a reservar una habitación en The Regency la noche anterior al ataque. El padre habría recibido un encargo de Patsy Hutch, otro miembro del clan, pero Dowdall dice que le dio la llave a ‘El Monje’, quien le confesó en un parque días después que él y uno de sus pupilos mataron a Byrne, y que lo lamentaba.

Gerry Hutch pidió también a Dowdall que le facilitase encuentros con miembros del IRA para pedirles que mediasen en el pleito entre los clanes. Para conseguir los contactos, visitó en la cárcel a Pearse McAuley, famoso por haber matado como miembro del IRA Provisional a un policía irlandés. Estaba de nuevo en la cárcel, esta vez por acuchillar a su exesposa trece veces, delante de sus hijos, el día de Nochebuena de 2014. Los contactos que obtuvo eran, según Dowdall, unos ‘donnadie’. El juicio en un tribunal especial de Dublín se reanuda esta semana.

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