Diario de León

El escenario del bloqueo se repite

La victoria de Sánchez no gana

■ Sánchez pierde tres escaños dentro de un panorama parlamentario para pactar aún más inmanejable ■ Casado sube hasta los 88 escaños pero se queda lejos de poder sumar una mayoría de centro derecha u Vox logra duplicar su representación en el Congreso, mientras que Cs se desploma u Los independentistas suman más que nunca: 28 actas

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Ramón Gorriarán | Madrid
León

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el nuevo congreso

Seis meses y 13 días (196 días) después el panorama político surgido de las urnas es aún más ingobernable. El PSOE ganó las elecciones con 120 escaños, tres menos que el 28 de abril; el PP ganó 22 y subió a 88; Vox duplicó su presencia con 52 diputados por 23 que tenía; Unidas Podemos retrocedió a los 35; y Ciudadanos se desplomó hasta los diez asientos en el Congreso, 47 menos que en abril. El bloque de nacionalistas, independentistas y regionalistas mejoró posiciones al contar con 43 escaños.  

Un panorama aún más inmanejable que el de hace seis meses y medio, y para el que la solución más viables es la gran coalición de PSOE y PP. Reúnen 208 diputados, un triunfo del bipartidismo al que se da por muerto y siempre resucita. Suficiente al menos para superar el trámite de la investidura con la abstención popular. Pablo Casado no cerró ayer la puerta a esa fórmula. El resto de sumas o no alcanza la mayoría o, si llega, es con factores políticos irreconciliables. La agrupación de socialistas, Unidas Podemos, PNV, Más País, BNG, regionalistas cántabros y turolenses llega a los 168. Pero hay un factor disociativo, que Pedro Sánchez no quiere saber nada de Pablo Iglesias. Esa fórmula, además, requiere la abstención en una investidura de Esquerra, un gesto factible en abril, pero que ahora está por ver con las elecciones catalanas a las puertas y la hostilidad creciente del independentismo a todo lo que huela a Madrid.  

La noche electoral fue, como todas, de risas y lágrimas. Las primeras sonaron estruendosas en la sede de Vox, y Santiago Abascal hinchó el pecho más que nunca porque se sabe árbitro del futuro legislativo. Con sus 52 diputados (se exigen 50) puede recurrir al Constitucional todo lo que salga de las Cortes. Las segundas anegaron pañuelos en el coqueto edificio de Ciudadanos, y Albert Rivera dejó en el aire su continuidad al frente del partido.  

El Congreso que se constituirá el 3 de diciembre es el más radicalizado desde la transición. Nunca se habían sentado en el hemiciclo medio centenar de representantes de la extrema derecha. Los independentistas también son más fuertes que nunca con los 28 representantes de Esquerra, JxCat, EH Bildu y la CUP.  

ÉXITOS A MEDIAS DE PSOE Y PP  

La fotografía resultante es un collage un punto disparatado. El PSOE obtuvo una victoria que dejó sabor a hiel. La icónica cifra de los 140 quedó muy lejos. Cierto que retuvo la condición de primera fuerza pero con tres escaños menos que en abril. La repetición, buscada o no, ha sido un fracaso de Sánchez porque buena parte de su partido no la deseaba. Con el agravante de que tras las anteriores elecciones tenía la opción de superar la investidura con Ciudadanos o con una alianza de Unidas Podemos y nacionalistas sin los independentistas catalanes. Ahora, ni una ni otra. En la Moncloa y en Ferraz harán sumas, pero solo una parece viable, la alianza con los populares. Una fórmula que Sánchez ya apuntó en la campaña y que Pablo Casado ha rechazado en público, pero que cuenta con avalistas en el PP. Ayer la dejó en el aire. Sería «patriótico» pero dejaría toda la oposición a Vox. Los populares se recuperaron del batacazo de abril pero no alcanzaron los objetivos fijados. Es más, el listón de los cien, que sí entraba en sus cálculos, ni lo atisbaron. Casado se quedó con una sonrisa de ‘gioconda’ aunque tiene el consuelo, además de la mejora propia, de que ya nadie le podrá discutir el liderazgo del centroderecha, y que el bloque de la derecha creció, alcanzó los 152 diputados, tres más. Con todo sigue por detrás de la izquierda porque la suma de PSOE, Unidas Podemos y Más País alcanza los 158 escaños. El empate a 43% en votos, décima arriba o abajo, sigue invariable.  

Abascal fue el gran triunfador. Vox, un partido fundado en 2013 y que no ha gestionada nada, se convirtió en la tercera fuerza política. Ganó las elecciones en Murcia, y obtuvo representación en todas las comunidades, salvo en el País Vasco, Galicia, Navarra y La Rioja. Fue un vendaval, aunque sopló con más fuerza en el sur. En Andalucía logró 12 diputados, siete en Madrid y otros tantos en la Comunidad Valenciana, y once en Castilla-La Mancha y Castilla y León. En cinco territorios más de 60% de su representación.  

El reverso de la moneda estuvo en el partido naranja. Con la excepción del derrumbe de UCD en 1982, cuando perdió 157 escaños, no se conoce un cataclismo electoral similar. Ciudadanos pasó de 57 a diez escaños y dilapidó dos millones y medio de votos. Un resultado que venía cantado por el errático rumbo impuesto por Albert Rivera para disputar el trono de la derecha a Casado. Esta vez los indecisos no salvaron a los liberales porque el votante dubitativo nunca apoya a los perdedores.  

Su compañero de bautizo en la escena nacional aguantó mucho mejor el embate. Unidas Podemos cayó, aunque demostró tener un firme colchón electoral. Perdió siete diputados, y casi 700.000 votos. La irrupción de Iñigo Errejón y Más País apenas le afectó. Solo le arrebató un escaño en Madrid, y es posible que haya sido uno de los grandes afectados por los cinco puntos más de abstención que se registraron.  

Fuera de todas estas opciones, el voto en blanco superó los 216.000 sobres vacíos, la cifra más alta desde los comicios legislativos de noviembre de 2011. Esa cifra de votos en blanco al Congreso representa el 0,9% de los votos emitidos, la más alta de los últimos años pero muy lejos del récord que se marcó tras el movimiento del 15-M.

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