villablino recupera su feriona

El calendario de Mercados y Ferias en Laciana vuelve a marcar de rojo el 12 de octubre con motivo de su tradicional zoco conocido como La Feriona, en donde tras un año de parón forzoso por la crisis sanitaria, el Ayuntamiento de Villablino retoma esta feria, en una versión reducida, teniendo en cuenta la situación «de nueva normalidad».

Una feria en donde el consistorio trata de conjugar los intereses implicados, como los económicos además de salvaguardar las fiestas tradicionales, aunque con el interés superior de la salud pública, por lo que consideran que no se puede organizar en la forma tradicional, que permite poco o nulo control y obligarían a los vecinos de las zonas habitualmente ocupadas por los puestos de venta, a circular entre ellos.

Este año se cuenta con un total de 203 puestos ambulantes que se concentraran a lo largo de la Avenida del Bierzo y en el parking de las Rozas excluyendo la zona en que se ubican viviendas «en ningún caso se permitirá su instalación delante de las casas» matizan desde el consistorio.

En este sentido, el ayuntamiento ha explicado que se han cubierto el número máximo de puestos en un periodo de tiempo muy breve y se espera, en próximas ediciones poder ubicar al resto de puestos callejeros, y es que este mercado en condiciones normales alcanza los 400 puestos ambulantes.

Dentro de este zoco se encontraran distintos productos desde gastronómicos como las habituales avellanas o nueces, hasta artesanía, pasando por el sector textil, sin olvidarse del producto estrella, el ajo, muy utilizado en las matanzas del cerdo, las cuales llegarán en unas semanas.

Mientras que las instalaciones del recinto ferial de las Rozas quedarán limitadas exclusivamente a la feria ganadera, autorizada para todo tipo de animales, si bien tradicionalmente estaba dirigido para reses vacunas y equinas. Aunque este año, el ayuntamiento ha decidido suspender la monográfica de razas puras, en donde se podía ver un total de 700 aves diferentes así como ejemplares del mastín español de criadores lacianiegos.

Una feria ganadera en donde las transacciones económicas podrán ser un ir y venir, volviendo a recuperar el marcado carácter de antaño de La Feriona, en donde principalmente era una muestra ganadera que servía para comprar y vender a las reses.

Otra de las medidas que el ayuntamiento tomará este día es la declaración jurada tanto por parte de los titulares de los puestos ambulantes como de sus empleados de no haber padecido COVID, ni síntomas, en los últimos 20 días. Además éstos deberán presentar el pasaporte COVID de vacunación. Así como se ha dispuesto que los puestos de venta deberán a tener a disposición de los clientes gel hidroalcohólico, en todo momento.

Los viandantes también tendrán que seguir una normativa, entre la que se encuentra la obligatoriedad del el uso de mascarilla en todo el circuito del mercado así como la prohibición de fumar, dado que no se puede garantizar el mantenimiento de la distancia social. Y desde el ayuntamiento se recomienda a los visitantes circular siempre por su derecha, para facilitar una circulación fluida y sin aglomeraciones. En este sentido, el ayuntamiento explica que todas estas medidas serán objeto de control por parte de los agentes de la guardia civil, policía local y protección civil, apelando para su cumplimento a la responsabilidad individual y colectiva de los vecinos y visitantes.

Pero como toda buena fiesta, no falta el plato típico del día, en esta ocasión se trata del pulpo «a feira» que podrá degustarse en las distintas pulperías que se congregaran a lo largo de la avenida del Bierzo, así como en restaurantes, bares y hogares lacianiegos, cuyo característico olor hace despertar el apetito de los lacianiegos y visitantes, convirtiéndose en una singularidad del día junto a la típica frase ¿Que, ya feriaste?, la cual suele oírse durante toda la jornada como motivo de expresión para si la persona en cuestión ya ha comprado algo en este gran zoco.

Una feria que cuenta con una historia detrás y es que en el año 1270 el rey Alfonso X otorga al valle de Laciana su Carta Puebla, y en donde se deja constatado que la comarca podría acoger un mercado semanal. «…vos otorgamos que fayais mercado cada semana en día de martes…». Tras esta aprobación y el pasar de los años, con esta muestra, tradicionalmente se abría el calendario de las ferias de invierno y debido al gran número que se concentraba de reses como de puestos y público, pasó a denominarse La Feriona, convirtiéndose en un motivo para reunirse familiares y amigos, siendo una jornada festiva en la comarca y una buena excusa para que los lacianiegos que residen fuera puedan volver a su tierra.

Un día en que tanto el ayuntamiento como los propios lacianiegos y visitantes miran al cielo y esperan que las condiciones climatológicas sean favorables para vivir un día bonito y que los feriantes no desmonten sus puestos hasta última hora de la tarde y mantener el ambiente festivo.