Diario de León

Abascal agita a los suyos y Sánchez recuerda que aún hay cuatro años

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La movilización de Madrid colapsó el centro, donde miles de coches y motos (6.000 según la Delegación del Gobierno) desfilaron con banderas de España, tocando ininterrumpidamente el claxon y al grito de «Gobierno, dimisión».

La caravana de coches y motos estaba encabezada por un autobús descapotable ocupado por los líderes nacionales de Vox, entre ellos Santiago Abascal, que durante el recorrido pronunció un discurso, divulgado a través de su canal de YouTube, en el que acusó al Gobierno de ocultar información y amedrentar a la oposición, y llamó a seguir movilizándose.

La marcha, que transcurrió por el eje central de la ciudad entre Cibeles-Colón y la Puerta de Alcalá, pasó muy cerca de la calle Núñez de Balboa, donde en las últimas semanas se iniciaron las caceroladas de vecinos contra el Gobierno y de la que Vox se ha desvinculado como organizador.

Al mediodía y desde la Plaza de Colón arrancaba una marcha que el portavoz de Vox en el Congreso, Iván Espinosa de los Monteros, tildó de «sensata y prudente» (autorizada por la Delegación del Gobierno) y a la que invitó a sumarse a los ciudadanos, con independencia de su filiación política y en señal de «legítima protesta» a la mala gestión del Gobierno.

«Esto no es un acto de partido. Es una propuesta abierta a todo el mundo, no pedimos el carné a nadie», dijo el dirigente de Vox, al tiempo que avanzó que si otros partidos convocan protestas similares, los de Abascal se sumarán «encantados».

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, afirmó que «si hay otras formaciones políticas que piensan que esta puede ser una oportunidad para derrocar al Gobierno, se equivocan políticamente, porque hay cuatro años por delante», y deseó que «conductas de odio» como los escraches sean «marginales».

En una comparecencia telemática desde Moncloa, Sánchez indicó que esos partidos «no hacen bien al país», ya que España necesita ahora «confianza, arrimar el hombro, gestionar y avanzar».

Preguntado por los escraches que se han producido en los últimos días, el presidente trasladó su solidaridad a José Luis Ábalos y Pablo Iglesias. «Me parece inaceptable», dijo para añadir que no solo los han sufrido ellos, sino también otros ministros, solo por defender sus ideas e intentar garantizar la salud de los españoles.

Sánchez mostró su deseo de que estas «conductas de odio y de ira» sean «marginales» porque lo que se necesita ahora es la concordia y tolerancia que, ha indicado, lleva pidiendo a los españoles desde hace 10 semanas, aunque a veces, se lamentó, «clame en el desierto».

«Aquí no hay enemigos, solo hay un enemigo que es la covid», dijo.

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