«El campo de batalla es el mismo de siempre: el cerebro de las personas»
Daniel Eskivel, sociólogo y consultor político, seleccionado por Washington ComPol como uno de los cien profesionales de la política más influyentes del mundo, destaca que una de las maneras para segmentar al votante es a través de su psicología. «Yo me sirvo de una adaptación a la política del inventario de personalidad conocido como Big Five», explica. Según esta teoría, existen cinco perfiles en función del rasgo psicológico predominante: amabilidad, responsabilidad, extraversión, neuroticismo o apertura. «Cada uno de estos rasgos es movilizado de una manera diferente y reacciona de modo distinto ante la comunicación política, con lo que las campañas pueden ajustar el estilo de sus mensajes a la personalidad de los votantes hacia los cuales se dirige».
El también profesor del Máster en Consultoría Política de la Universidad Camilo José Cela subraya que el campo de batalla electoral sigue siendo el mismo de siempre: el cerebro humano, la mente de las personas. «Allí se juega todo, allí se definen los votos». Así, advierte de que el escenario donde se despliega la comunicación política es el de las redes sociales «en su sentido más cabal y verdadero». «Es el ámbito de las personas y organizaciones que se agrupan e interactúan formando nodos y conexiones múltiples entre sí, las redes de parentesco, las redes laborales, las redes amistosas, las redes educativas, las redes vecinales, las redes profesionales, las redes políticas, las redes de intereses, las redes económicas y muchas más», enumera. Eskivel defiende que los mensajes políticos circulan dentro de ellas y es allí donde son filtrados y modificados, con lo que se convierten en espacios clave para la persuasión política. Alerta de que facebook o instagram son «burbujas de opinión» dentro de las cuales las personas suelen conectarse principalmente con sus iguales y luego radicalizarse ante la ausencia o debilidad de las opiniones alternativas. «Esos sitios virtuales son escenario de batallas electorales pero su mayor impacto real se produce cuando algunas opiniones rompen la burbuja y fertilizan otras zonas de la vida social». Subraya por último que es muy posible que los indecisos no sepan qué quieren en materia política pero lo que prácticamente todos saben qué es lo que no quieren. «En cierta medida se definen por sus rechazos», resume al tiempo que desvela que el papel de los equipos electorales es descubrir qué es lo que cada elector rechaza. «Si nuestro candidato puede conectar de manera real y auténtica con ese sentimiento de rechazo, entonces vamos por buen camino».