Diario de León

Centros residenciales

Confinamiento en las residencias: ansiedad, depresión y... resiliencia

El impacto del encierro obligado provoca cuadros de angustia por la ruptura en la rutina pero también saca el espíritu combativo de los internos

Las residencias mantienen a sus mayores confinados para protegerlos del coronavirus. JESÚS F. SALVADORES

Las residencias mantienen a sus mayores confinados para protegerlos del coronavirus. JESÚS F. SALVADORES

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León

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El confinamiento a que ha obligado el coronavirus puede llegar a provocar ansiedad y depresión a la población en general, pero sin duda incide de manera más acusada en las personas mayores que se encuentran en las residencias de ancianos. La disminución significativa de las actividades y rutinas cotidianas, unidas a una baja estimulación sensorial y una disminución del contacto social pueden alterar su estado anímico, aseguran los expertos en este sentido. El cambio en las rutinas a que ha obligdo el Covid-19 y la situación de excepcionalidad que trae consigo puede acentuar sin duda el aislamiento social de este colectivo. Y la soledad, máxime cuando es forzada, trae de la mano otras cosas. Los psicólogos que trabajan en este tipo de centros advierten que el aislamiento puede influir de manera negativa en su estado de ánimo, favoreciendo la aparición de estados depresivos, incluso de apatía. En este sentido, hay que tener en cuenta que al tratarse de un grupo considerado como población de riesgo eso les puede llevar a tener una percepción más negativa de la situación, con un aumento de la sensación de vulnerabilidad e incluso de temor ante lo que les pueda suceder en un futuro lleno de incertidumbres como es el el actual a consecuencia de la pandemia.

Para gestionar el aislamiento y reducir la angustia, los psicólogos recomiendan a la gente mayor pensar que es una situación puntual que acabará pasando. Es la técnica que se conoce como poner el pensamiento en un mañana mejor.

En todo caso, Begoña Fernández Santos, directora de la residencia Santo Martino, advierte que estos centros son una sociedad en pequeña sobre la que no se puede generalizar. «Realmente hay todo tipo de reacciones ante el confinamiento. Hay personas que responden con ansiedad y con depresión pero también hay gente que ahora está muchísimo más tranquila, recluida en su habitación. Hablamos de personas que no están cómodas en el ajetreo diario del comedor por ejemplo. Eso es algo que les ponía muy nerviosas y que ahora, al realizar las comidas y el resto de actividades en su habitación, están muy a gusto con ese mayor nivel de tranquilidad».

«A quienes vemos con más síntomas depresivos o de ansiedad, personas que estaban acostumbrados a ver a diario a su familia y que ahora no pueden hacerlo, intentamos ayudarles con las vídeollamadas pero no es lo mismo».

Begoña Fernández recalca que la reacción «depende de cada persona». Así, quienes están bien cognitivamente aceptan esta nueva situación con la resignación de todos actualmente y el deseo de recuperar pronto la normalidad.

En la Residencia de Personas Mayores de Armunia, su director Álvaro Gómez, reconoce que el coronavirus ha incrementado los estados depresivos entre los internos. «Ellos conocen la inquietud del momento y viven esa inquietud como los demás, no comentan mucho intentan pasar el día como pueden. Sufren el confinamiento como lo sufrimos el resto, con el añadido de que en su caso de un día para otro dejan de recibir visitas y de tener contacto con sus familiares». Y es esa ausencia lo que más duele en muchos casos.

En la Residencia de Ponferrada, según su director, Óscar García, la situación de los internos es de total normalidad. «No hay cuadros de ansiedad ni nada extraño, dijo.

En cambio, Ricardo Buchó, responsable de Comunicación de la cadena de residencias Orpea (dos centros en León), sí tiene constancia de que el impacto emocional es fuerte. «Se intenta que los equipos de psicología les den pautas para llevar de la mejor manera al confinamiento. Según nuestra experiencia, para ellos el mayor impacto es no poder recibir visitas de sus familiares. Esa situación les está generando también bastante inquietud, la inquietud de saber como estarán sus hijos, sus nietos o la familia más cercana. Ahora necesitan tener esa información por eso hemos activado varios mecanismos para que la comunicación con la familia sea lo más fluida posible».

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