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«El corta y pega en África contra el Covid-19 no sirve»

Antonio Vargas | Responsable de Salud Pública de Acción contra el hambre

Imagen de Antonio Vargas facilitada por Acción contra el Hambre.

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Vuelve a León siempre que puede. Antonio Vargas desarrolló también en León su especialidad de médico de Familia y fue médico rural; hoy es responsable de Salud Pública y Nutrición de Acción contra el Hambre y se prepara —el estado de alarma le ha pillado en Madrid— para combatir el Covid-19 en África. Algo más que un desafío vital.

—¿Cómo se puede afrontar una crisis como el Coronavirus en países del Tercer Mundo sin apenas infraestructuras sanitarias?

—Por el momento lo que sabemos es el comportamiento de la pandemia en contextos y culturas como la asiática y la europea. Esto no puede ser extrapolable claramente a países con otro tipo de sociedad y con muy baja capacidad de respuesta de su sistema de salud. Son contextos epidemiológicos completamente diferentes donde la población se concentra en las primeras etapas de la vida y las enfermedades infecciosas son las reinas de la situación. Llover sobre mojado nunca fue bueno y en estos contextos sumar el Covid-19 a la malaria, la tuberculosis , el VIH y la siempre presente desnutrición es una ecuación muy complicada de resolver y nada fácil de predecir. Nos estamos preparando para un escenario de los peores y para el que tenemos que actuar ya.

—¿ Y qué se puede hacer?

—Soluciones de copia y pega no funcionan y es lo que se está ahora proponiendo. Sabemos que no se puede dar la misma receta. Aunque es el mismo virus, provocará un problema diferente. En estos contextos las estrategias de contención o de mitigación puestas en marcha en países como España son muy complicadas y de un coste imposible de asumir. Aquí en León la gente se puede quedar en casa, pero no olvidemos que un número importante de población en estos contextos no tiene cobijo ni recursos para buscarlo. O si lo tienen las condiciones no son las más adecuadas para cumplir con los requisitos que pedimos.

—Es imposible restringir la movilidad...

—La restricción de movilidad supone para estas economías tan frágiles un caos, un colapso. Esa madre que busca un poco de dinero todos los días con la venta de algún producto de su huerta o de su cocina, verá cómo disminuyen sus reservas hasta no poder dar nada de comer a su familia. Desde Acción contra el Hambre junto con otras organizaciones estamos promoviendo una respuesta de salud pública que permita proteger a las personas que sabemos tienen mayor riesgo de padecer las complicaciones más severas de esta enfermedad. Proteger a estos grupos y dedicarles recursos para que puedan estar a salvo durante el paso de la epidemia. Esto permitiría no sobrecargar más de lo que ya lo están los sistemas de salud y fundamentalmente no tener la mortalidad tan elevada que se prevé si no se toman este tipo de medidas de salud pública.

— ¿Con qué medios cuentan?

—Un dato, según unas estimaciones del Imperial College London, un país como Burkina Faso con una población cercana a los 21 millones de personas, en el mejor de los escenarios posibles donde se pudieran implementar todas las medidas recomendadas, necesitará 1.200 camas de cuidados intensivos. La realidad es que en todo el país existen tan solo 9 camas y esta situación es muy parecida para otros países. Estos contextos humanitarios de crisis complejas son lugares donde la guerra se ha llevado todo y los procesos de reconstrucción son muy lentos. Los recursos humanos en salud son muy escasos y serán probablemente diezmados por el virus, son recursos irremplazables.

Si bien el panorama es muy desolador hay una gota de optimismo. Estos contextos si cuentan con algo que para los que trabajamos en este sector siempre ha sido nuestro respiro en situaciones tan complicadas. La comunidad aún es un valor que reacciona ante estas situaciones organizándose y dando una respuesta dentro de sus posibilidades. En otras epidemias como la del ébola, lo ha sido al igual que en los repetidos brotes de cólera. Además del apoyo que debemos dar a los sistemas de salud tenemos que dirigir recursos hacia la comunidad y así posibilitar su capacidad de reacción.

—¿Tiene ya experiencia en anteriores pandemias?

—Sí, he participado como médico durante estos últimos 20 años en epidemias de sarampión en Angola, meningitis en Sudán, cólera en Congo y ébola en Guinea. También he trabajado en una muy especial, que ha sido la del brote de Tripanosomiasis Humana Africana. Todos los que hemos trabajado en África hemos sufrido de manera muy intensa la pandemia de VIH que en sus primeros años arrasó pueblos y se llevó a toda una generación. Esta pandemia del Covid-19 me ha pillado en mi país, sin poder salir de casa y veo como están mis compañeros de carrera y de especialidad trabajando, dándolo todo y en ocasiones haciendo lo imposible con los recursos que cuentan.

—¿Se ha ofrecido como experto al Gobierno de España?

—Desde el principio Acción contra el Hambre ofreció al Ministerio de Sanidad recursos materiales y humanos para que se contara con ellos. Por el momento sí se han utilizado los recursos materiales en algún hospital de Cataluña. Ahora estamos preparando la respuesta para los 18 países donde intervenimos y se me hace corto el día y muy raro trabajar desde mi casa, en zapatillas, sin estar rodeado de las múltiples razones por las que continuo en este trabajo.

— ¿Es posible una vacuna a corto plazo contra el Covid-19?

—Por supuesto, y es en esta solución en la que se está trabajando con mayor esperanza. Poder vacunar a la población y sobre todo a la que consideramos a riesgo, permite no sobrecargar el sistema de salud, no parar la economía y fundamentalmente no escuchar que cada día se mueren en un país como España 800 personas. Y para los países con recursos menores y sistemas muy débiles, pues supondría poder olvidar que existe un virus que les paró una vez más su desarrollo. Estoy convencido que si se llega a desarrollar una vacuna, también los países con los que trabajo tendrán esta oportunidad. La sociedad civil y los organismos tanto gubernamentales como los no gubernamentales estamos para evitar que suceda lo contrario.

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