Diario de León

Reportaje | ana gaitero

De Holanda a La Cabrera

Cofias holandesas, mantillas españolas y paños de ofrenda cabreireses confluyen en León

Arriba, el carro chillón típico de La Cabrera en Villar del Monte. Abajo, Natividad Villoldo muestra

Arriba, el carro chillón típico de La Cabrera en Villar del Monte. Abajo, Natividad Villoldo muestra

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León

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La reina Juana I de Castilla es el hilo conductor del décimo Congreso Internacional del Encaje. Se conmemora el quinto centenario de su llegada a Tordesillas. Si en esta ciudad se expone la historia del encaje a través de los inventarios de la reina en el Museo del Farol, a la provincia de León y más concretamente a su Museo Etnográfico Provincial (Mansilla de las Mulas) han llegado las colecciones de mantillas españolas del Museo del Encaje y de cofias del Museo De Meestoof de Sint-Annaland de Holanda.

«Hemos querido unir de esta forma los dos territorios en los que vivió la reina Juana y una tradición compartida como es el encaje en los tocados femeninos», señala Natividad Villoldo. Se trata de una colección de 15 mantillas de blonda y chantilly y 22 cofias holandesas que podrá verse en Mansilla de las Mulas a partir del lunes y hasta el 29 de noviembre. Son piezas de finales del XIX y principios del XX. Como apunta el director del Museo Etnográfico, José Ramón Ortiz, «la muestra consigue reunir a varios países, comunidades, museos y distintas tradiciones sociales y religiosas».

Y es que la muestra llega mucho más allá de Mansilla de las Mulas. La Cabrera es la tercera pata de esta exposición que se completa con los paños de ofrenda que se exhiben desde el martes en la casa museo de Villar del Monte, una colección de quince piezas recuperadas en la comarca y algunas reproducciones llevadas a cabo por el centro didáctico que dirige Natividad Villoldo.

«Las formas y técnicas eruditas desarrolladas en las tres secciones» son su nexo de unión. El Museo Etnográfico Provincial de León completa el giro con la pieza del mes, el paño de ofrendas de la colección Julio Carro que procede de Santa Colomba de Somoza e ingresó en el museo en los años 60.

Los paños recogidos en La Cabrera son de lino y estambre y éstos últimos, realizados con la lana merina más larga, destacan por sus coloridos bordados. También hay alguna muestra de encaje realizada con lino en algunos de los paños.

«El paño de ofrenda era una pieza que había en todas las casas y a la que se le daba tanto valor que llegó a formar parte de la indumentaria tradicional, como se ha visto en Corporales, pero con la emigración se olvidó todo», señala Villoldo.

Cruces aspadas como símbolo de la eternidad y pájaros son algunos de los estampados que más se repiten en estas piezas de cuya relación con la religiosidad popular disertará en el Museo Etnográfico Provincial la investigadora y etnógrafa Concha Casado el lunes 19 y el domingo 25 a las 17.30 horas.

Paños usados en bautizos, bodas, funerales y romerías y que, seguramente, las mujeres de La Cabrera bordaron con esmero bajo el techo protector de un protector como el de la casa museo de Villar del Monte. Su origen se pierde en los tiempos, pero hay noticias de su factura en el siglo XII.

Riqueza. Las cofias y mantillas de encaje representan toda una moda en la indumentaria femenina de dos países e incluso de dos religiones, la católica y la protestante en el caso de las primeras. Y unas técnicas eruditas unidas a una forma de producción que impedía que las encajeras contratatas pudieran «copiarlas» y venderlas por su cuenta.

El distintivo económico es la única razón que Nadine Pawels encuentra ante el hecho de que las cofias holandesas se hicieran en Beveren (Bélgica), pero no se encuentren en su país. Los inventarios de la reina Juana contienen los primeros documentos que hacen alusión a los encajes como redezillas y rapazejos .

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