Diario de León

LÍNEA MONZÓN-ISONA HUESCA-LÉRIDA

«Debemos parar esta obra innecesaria y forzar a que tiren todas las torres»

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Es el caso más parecido al de León en muchos aspectos. Parte de las comarcas por las que está previsto instalar el tendido de alta tensión entre Monzón, en la provincia de Huesca, e Isona, en Lérida, ya han sido bastante castigadas con la construcción de media docena de pantanos, lo que originó, como en el caso de la Montaña Oriental leonesa, una pirámide de despoblación tras la anegación de los pueblos y la ruina de sus supervivientes. Además, la autopista eléctrica prevista en territorio de la Ribagorza aragonesa y el Pallars catalán, en las estribaciones de Pirineos, está diseñada en un entorno de alta sensibilidad ecológica, lo que ha motivado sentencias judiciales que han bloqueado los trazados inicialmente propuestos, como ocurrió con el pronunciamiento de los magistrados del Tribunal Superior de Jusiticia de Castilla y León contra el itinerario previsto para la Sama-Velilla en el espacio protegido de Picos de Europa.

La línea Monzón-Isona afecta directamente a diez mil habitantes de 14 poblaciones trazadas, tres de ellas con un alto valor ambiental. «Nuestro propósito es pararlo y forzar a que tiren las torres», resume Carlos González Sanz, responsable de la Plataforma Unitaria contra la Autopista Eléctrica Monzón-Isoba. Este movimiento surgió inicialmente hace quince años para paralizar la construcción de un tendido de alta tensión entre Aragón y Francia, circunstancia que ocurrió de facto en 1999 cuando el Tribunal Supremo dictó una sentencia que declaraba «inexistente» el denominado trazado Aragón-Cazari, resolución propiciada por un recurso contencioso-administrativo iniciado por el Gobierno de Aragón. El proyecto fue nuevamente desestimado por el Supremo en el 2005, al considerar también inexistente la línea Graus-Sallente, heredera de la anterior. «La lucha particular es más dura ahora, pero confiamos en que sumando esfuerzos con el resto de territorios logremos nuestros justos fines», espera González Sanz. «La línea Monzón-Isona -"para la que se han propuesto ya cuatro alternativas diferentes-" es una muestra del desprecio por nuestra tierra, nuestro paisaje y nuestros monumentos».

La macroinfraestructura prevista afecta a un corredor de unos 85 kilómetros, que será talado a matarrasa en una anchura comprendida entre 70 y cien metros. El territorio será sobrevolado por un cableado de 400.000 voltios sostenidos por unos soportes metálicos de 50 metros de altura. El impacto paisajístico del tendido afecta a muchos bienes de interés histórico-artístico de estas tierras. Entre otros, el santuario de La Carrodilla; los conjuntos medievales de Pueyo de Marguillén y Torres del Obispo, con sendas iglesias románicas; el santuario rupestre de las Ventosas; el conjunto medieval de Puivert y de Aler, con sendas iglesias románicas; el santuario de San Medardo y las ruinas del monasterio gótico de Linares, en Benabarre, y Montañana, el mayor conjunto medieval de la provincia de Huesca.

En opinión de este movimiento, la justificación de la línea «carece de toda racionalidad». REE expone que el tendido es necesario para evacuar energía eléctrica, para suministrar al AVE y para favorecer el mallado eléctrico, pero lo cierto es que, según ellos, no está previsto mejorar ni un sólo metro las redes eléctricas de estos municipios.

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