Diario de León

león lucha por la minería Los ocho de Santa Cruz

Desanimados, pero orgullosos

Los encerrados seguirán luchando contra las medidas del Gobierno bajo tierra.

Algunas de las mujeres que el martes dieron ánimos a los encerrados desde el exterior.

Algunas de las mujeres que el martes dieron ánimos a los encerrados desde el exterior.

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A. Calvo | ponferrada
Ponferrada

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Otra jornada pendiente de la reunión en Madrid. Otro día lleno de esperanza y al que la noche devolvió la cruda realidad, una realidad marcada por la reducción de las ayudas a un sector que agoniza. Una oscuridad que es aún mayor para los ocho de Santa Cruz, los mineros que permanecen encerrados desde el pasado 21 de mayo en el tajo, a tres kilómetros de distancia de la bocamina, en el caleyo cinco sur, sin ver la luz del día y conociendo por un telefonillo las noticias que llegan del exterior. El presidente del comité intercentros de Uminsa, Guillermo Sánchez, aseguró ayer tras informar a todos los que se concentraban en el pozo Santa Cruz del resultado de la reunión de la comisión, que los encerrados están «desanimados, pero orgullosos y nos empujan para que todos sigamos luchando fuera, porque el resultado de la reunión era algo que nos esperábamos».

Segundo Porto, José Antonio Pérez Molina, José Pérez, Víctor Manuel Almeida, José Araújo, Eduardo González, Primitivo Basalo y Alfredo González se mantienen firmes y seguirán luchando hasta el final, hasta conseguir futuro para sus trabajos y para las cuencas mineras. Los de fuera les apoyan y lo saben. Cada día les llega un menú diferente procedente de algún rincón de la comarca. Ayer le tocó el turno a la asociación de mineros de Fabero, que les enviaron unas fabas calientes y cordero al horno, según relató el presidente del comité de empresa del pozo Santa Cruz, Enrique Gómez. Es más, el apoyo es tal que los encerrados han declinado amablemente que les envíen más empanada, porque son muchos los que durante estos días de encierro les han hecho llegar su cariño con esta típica masa rellena que no han parado de degustar desde entonces.

«Al principio comían más, pero cada vez sobra más comida», apuntó a última hora de ayer la mujer de Alfredo González. Blanca Fernández permanece fiel en la bocamina junto con el resto de las esposas de los encerrados. Las conexiones telefónicas con sus hijos, sus familias y sus mujeres insuflan ánimos a los mineros que, para evitar problemas, deben dar largos paseos por el interior de la mina tanto por la mañana como por la tarde. La excursiones y los resultados de los exámenes de sus hijos son las mejores noticias. Pero la vida en el exterior sigue su ritmo y todos ellos deben hacer las gestiones oportunas para presentar la declaración de la Renta, con lo que informan a sus mujeres de los trámites que deben seguir. Hacienda no perdona a pesar de los recortes del Ministerio de Industria.

La ropa sucia continúa saliendo del interior de la mina en bolsas, bien etiquetadas con los nombres de cada minero encerrado, para que sus mujeres puedan lavarla en casa y, sobre todo, secarla bien, sin la humedad que azota el interior de la tierra y que hace tan dura la vida a los ocho de Santa Cruz.

Un centenar de personas se reunió ayer en la bocamina pendiente del resultado de la reunión en Madrid. A las nueve de las noche, desde los sindicatos les animaron a irse a sus casas para enfrentarse hoy a una nueva y dura jornada. «Los ánimos están muy caldeados», enfatizó Guillermo Sánchez en relación a la carga policial en Ciñera de Gordón.

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