«El único objetivo es intercambiar energía, no cubrir las necesidades»

En Cataluña, la lucha esencial está en la línea de Muy Alta Tensión (MAT) que se proyecta entre la localidad gerundense de Llogaia d´Àlguema y Baixas, a las afueras de Perpiñán (Francia), atravesando los Pirineros. Europa establece que que el nivel mínimo de interconexión de las redes eléctricas entre los países miembros debería alcanzar al menos el diez por ciento de la capacidad de producción total de cada país. Se supone que una vez acabada la obra, el problema quedará resuelto. Pero este proyecto provoca un enorme rechazo en uno y otro lado de la frontera. La oposición contra el macroproyecto está abanderada por la Plataforma No a la MAT, que sostiene, entre otros argumentos, que el único objetivo de esta «autopista eléctrica» es «proporcionar un canal de intercambio energético entre España y Francia, no cubrir las necesidades de Gerona». Desde su ópitca, ni REE ni la Administración central están dando una información transparente del proyecto. La red está justificada en el suministro de la alta velocidad ferroviaria. El estudio ambiental del anteproyecto del tendido calcula que la demanda energética del AVE equivale a un consumo de 25.000 habitantes, por lo que se condiciona la llegada de la alta velocidad hasta Santa Llogaia d-™Àlguema a la construcción del tendido.

El estudio encargado a una asesoría ambiental admite que la línea, con torres de 50 metros de altura como las previstas en la montaña leonesa, tendrá consecuencias sobre el territorio. Le une también al caso leonés que «la afección paisajística puede ser importante en gran parte del trazado, ya que transcurre por zonas muy humanizadas». Respecto a las personas, la baza con la que juega esta plataforma es la parte del estudio que revela que «afectará a los residentes en el entorno más cercano». No en vano, en seis núcleos de población pasa a menos de 500 metros de distancia y a menos de cien metros de diez masías y cuatro granjas. Este documento rechaza, no obstante, riesgos para las personas por los campos electromagnéticos. «No hay ningún indicio razonable que indique la existencia de relación alguna entre los campos generados por las líneas y la salud», concluye. Otra de las luchas de este colectivo es el soterramiento de la línea, sólo asumido en el tramo pirenaico.