Enervisa, esperanza y fracaso en Vidanes
Instalaciones de la antigua Enervisa en el polígono de Vidanes.
Enervisa —Energía Viva y Complejo Cárnico Picos de Europa— comenzó su andadura en el polígono de Vidanes en 1998 como la gran esperanza laboral de una comarca arrasada tras el cierre de las minas. Su proyecto de una planta de cogeneración de luz a través del reciclado de aceites usados y después, ya en el 2000, también como matadero de terneros se fue el traste en el 2004, cuando planteó el concurso voluntario de acreedores tras un proceso agónico de expedientes de regulación de empleo y movilizaciones políticas y sociales. Había cifrado su inversión en la comarca en 55 millones de euros.
Los iniciales 160 empleos del proyecto —ocupados muchos de ellos por antiguos mineros— se quedaron en la mitad tras unas pérdidas contabilizadas en sus tres primeros años de andadura que alcanzaron los 40 millones de euros, según los datos con los que la propia empresa justificó su cierre, tras haber recibido 14 millones en ayudas de la Junta de Castilla y León.
La trascendencia del conflicto, de carácter marcadamente social, motivó hasta la intervención de la Iglesia, que hizo un llamamiento popular a las fuerzas políticas para que evitaran que el drama azotara de nuevo a la comarca. Enervisa se convirtió en el paradigma de muchas grandes empresas que se establecieron en la provincia con promesas de empleo y la cartera abierta para recibir las subvenciones pertinentes y que finalmente abandonaron con la política de tierra quemada.
Poco antes de su cierre definitivo, con un concurso de acreedores que presentó en octubre del 2004 en Bilbao, los responsables de la empresa aún seguían pidiendo ayudas públicas para mantener el negocio.
Los encierros y las manifestaciones no frenaron la caída de Enervisa, que pasó a buscar un comprador para mantener el aliento en la comarca. Finalmente, las naves abandonadas durante años fueron adquiridas por una empresa vasca en el 2008.