Espantando a la desesperanza

Imposible caer en el desánimo. Un grupo de profesores de la escuela pública, que se concentraba en Botines por su situación laboral, se unieron a la protesta minera entonando el Santa Bárbara bendita, el himno de los mineros con el que consiguieron llegar al corazón de los seis picadores que desde el pasado lunes permanecen encerrados en el despacho del PSOE de la Diputación de León.

Las numerosas muestras de apoyo, cariño y solidaridad que están recibiendo son en estos momentos el principal pilar con el que mantienen en pie el ánimo y la esperanza. En el exterior las noticias que vienen invitan a todo lo contrario. «Lo del ministro de ayer fue una vacilada», comenta Juan Manuel Gutiérrez, en referencia a la negativa del Ministerio de Industria a dar marcha atrás en los recortes previstos en los Presupuestos General del Estado para el sector del Carbón. «No vemos visos de que esto se solucione», se lamentan desde el interior del Palacio de los Guzmánes.

Pendientes en todo momento de los acontecimientos que minuto a minuto se producen en las distintas cuencas mineras, a través de la radio y las redes sociales, los seis encerrados pasan las horas comentando los distintos sucesos de actualidad. «Hoy escuchamos a nuestros compañeros en la Ser que hacían declaraciones y que tenían que salir pitando porque llegaba la policía», comenta José Manuel emocionado. El resto del tiempo lo pasan atendiendo a las numerosas personas que desde la ventana les ofrecen su apoyo, conversación, comida, y todo lo que se puede brindar a este grupo de luchadores para hacer más llevadera su protesta. «Tampoco faltan las tertulias, somos todos muy habladores y nos encanta discutir de todo», comentan.

A última hora de ayer, recibieron la visita de la alcaldesa de Villablino, Ana Luisa Durán, que les dio una inyección de ánimo con frases como «entre todos lo vamos a sacar adelante». El resto del día ha sido un desfile de diputados, alcaldes y representantes sindicales que pasan a ver a sus compañeros, para llevarles apoyo, información, y como no, la comida. Hoy revuelto de ajetes y chuletas de cerdo. Así pasan las horas. «Estamos más agotados que si hubieramos estado en la mina trabajando, no estamos acostumbrados a esto», comentan.

Después de otro duro día de emociones, de impotencia, de rabia contenida, de risas y de algún otro momento amargo, toca el momento de dormir. Aunque es difícil conciliar el sueño, ya que por sus cabezas pasa como una película todo el acontecer de la actualidad, el sueño termina pesando y llega el merecido descanso, un descanso que les ayudará a afrontar hoy un nuevo día, una nueva jornada de reivindicación, en la que quizás empiecen a ver alguna luz a final del túnel, aunque al final solo sea la luz de la ventana.