Diario de León

La euforia de la Bolsa y sus efectos, hace más de un siglo

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La euforia seguida del pánico en los mercados y los problemas de quienes persiguen rentabilidades con poca base real no son problemas nuevos. De hecho, ya antes de constituirse en Banco Herrero, pero cuando la casa familiar operaba a un nivel importante, la crisis de 1881 hizo temblar los cimientos del sistema. En los años finales del siglo, varias veces anunciaron a alguno de sus clientes que abandonaban el negocio de la banca.

La euforia de la Bolsa y el proceso especulativo llevó en aquellos años a muchas personas a «aceptar a altos precios títulos de sociedades desconocidas, redias por personas cuyo nombre no aportaba ninguna garantía». Una euforia que «sólo encuentra explicación en el proceso especulativo», según explica Pedro Tedde en su libro publicado por el Banco de España.

Aquella febre d’or afectó sobre todo a Cataluña, pero repercutió en una crisis de bolsa que se prolongó hasta 1886 para algunos valores. El exceso de ventas desplomó las cotizaciones y se produjo el pánico; muchas casas de banca desaparecieron entonces.

El Herrero tenía una importante cartera de títulos, y en 1882, por ejemplo, los beneficios cayeron con fuerza por esta crisis. En 1890, se decía en una de las escrituras que los negocios de banca «dan pocas ganancias para el mucho trabajo que ocasionan».

Como nada es nuevo en el mundo financiero, hay que recordar que en 1890 la liquidación de la potente Casa Baring británica desató el pánico «y el efecto cadena normal en estos casos».

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