Diario de León

En la cuerda floja

Los feriantes dan por perdido el año y exigen un plan de ayudas para el sector

Más de dos mil familias dependen en la provincia de una actividad que no tiene fecha de vuelta

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León

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Los feriantes dan por perdida la temporada, los mejores meses del año, que sujetan los ingresos de más de dos mil familias en la provincia, 40.000 en toda España. La emergencia sanitaria y el confinamiento de la población golpean con fuerza a uno de los pocos sectores itinerantes que aún siguen en activo. Algunos incluso han quedado tirados en polígonos, encerrados en sus caravanas.

Otros, como el leonés Ángel Gutiérrez, pasan la cuarentena en casa mientras se preguntan si «las cosas volverán a ser cómo antes». Se teme lo peor. «Sabemos que no podremos instalar las atracciones durante bastante tiempo para evitar aglomeraciones, pero apenas recibimos ayudas, mas allá de las medidas para autónomos», critica.

La denuncia es colectiva. De hecho ya hay cincuenta asociaciones (entre ellas una de León y otra de Ponferrada) que se han adherido a la plataforma y han firmado el manifiesto que trasladarán a Pedro Sánchez para que los tenga en cuenta. «Nos sentimos abandonados, todo está parado y la situación de muchos compañeros ya es insostenible», lamenta Ángel, que, como la mayoría de su gremio, no conoce otro oficio. Tiene 53 años.

Frente común

Asociaciones de toda España crean una plataforma para pelear por sus derechos

«Lo más importante es acabar con el virus, pero también hay que comer y a muchos ya les falta el dinero», explica el portavoz de la asociación de feriantes, «muy preocupado por todo lo que nos viene encima». Asegura que el plan de ayudas que aprobó el Ejecutivo deja fuera a una parte importante del colectivo que, cuando se confinó a la gente, aún no se había inscrito como autónomo.

«Algunos compañeros empiezan en marzo y otros en abril. Los que no estaban dados de alta en ese momento  de qué viven», pregunta Ángel Gutiérrez, quien no entiende ese «desamparo».

Las cuentas saltan en números rojos. Y las facturas siguen acumulándose en el buzón. «Es triste, pero si esto sigue así habrá gente a la que no le quede más remedio que acudir a los servicios sociales», apunta, al mismo tiempo que pone sobre la mesa la poca empatía que han mostrado algunos ayuntamientos que «ni siquiera han devuelto las tasas».

Normalmente liquidan parte de ese canon cuando reservan el puesto y unos días antes de la fiesta pagan la diferencia. Las cantidades varían desde los doscientos euros, las más baratas en pueblos pequeños, «hasta los 30.000 que puede costar poner la noria o un aparato similar en Sevilla», aclara. «Como en vez de anularla la han retrasado a septiembre, no te devuelven lo que has pagado. Imagínate lo que supone ese dinero para las familias que lo necesitan», insiste. En el manifiesto que ya han firmado miles de afectados piden a la Administración central que medie y resuelva este conflicto.

Tampoco está de acuerdo con la moratoria de las cuotas o los seis meses del aplazamiento porque «si no tengo trabajo ahora tampoco lo voy a tener dentro de medio año, cuando termine el verano», justifica.

Los gastos son «insoportables» y hay que pagar los créditos. «Cada atracción te cuesta doscientos o trescientos mil euros y muchos compañeros están tirando de la familia, si pueden, porque la mayoría estamos con el agua al cuello y ni siquiera podemos ayudarles con cinco euros», lamenta.

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