Diario de León

En primera persona

«Me generaba mucha ansiedad pensar que podía contagiar a mi familia»

La doctora Cuesta es una de las profesionales sanitarias que ha optado por el autoaislamiento

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Tatiana Cuesta es una de las profesionales sanitarias que ha optado por el autoaislamiento durante el tiempo que dure la pandemia generada por el coronavirus. Ginecóloga en el Hospital de León, lleva dos semanas formando parte del equipo Covid, todo un reto personal y profesional que le ha obligado a reinventarse. Como ella, otros tantos compañeros se han alejado de sus familias de forma temporal con el fin de evitar posibles contagios. Ellos están en contacto directo con la enfermedad y el riesgo, por lo tanto, es mayor.

Acostumbrada a realizar operaciones con asiduidad en el centro hospitalario, la doctora Cuesta asegura que las semanas previas a la orden de cambio la tensión se respiraba en el aire y el número de intervenciones se redujo de forma drástica. «La actividad iba bajando mientras el temor aumentaba porque veíamos lo que estaba pasando en Italia y sabíamos que aquello acabaría llegando aquí pese a que todo seguía funcionando con normalidad», relata. Fueron días tensos en los que el temor y los nervios se apoderaron de buena parte del personal sanitario. Finalmente, la orden llegó y Cuesta dejó temporalmente la ginecología para dedicarse de lleno a lo más urgente: los afectados por coronavirus. «Lo estoy llevando muy bien porque supone todo un reto, algo diferente que te hace darte cuenta de que también tienes mucho que aportar aunque no sea tu especialidad. Me estoy sintiendo muy útil», apunta.

Temores

«Mi mayor miedo no es contagiarme, es perjudicar a un paciente por desconocimiento»

Ha sido un cambio de servicio, de guardias, de horarios, de compañeros y de pacientes. Pero también a nivel personal. Tatiana Cuesta decidió quedarse sola en su casa de León y que fueran su marido y su hija los que cambiasen de vivienda y se desplazasen fuera de la provincia. «Yo no tengo miedo a contagiarme, pero me generaba ansiedad pensar que, por mi culpa, alguien de mi familia pudiese enfermar porque nuestros familiares están muy expuestos». Explica que ha renunciado a estar con los suyos «por ellos» y se muestra agradecida: «Nunca me han dicho que intento no ir a trabajar».

Para ella, fue excesivo el tiempo que tardaron en requerirla para el nuevo servicio y la nueva situación ha generado algunas tensiones entre los profesionales, si bien reconoce que ha sido todo más amable de lo que esperaba.

Después de dos semanas atendiendo a los enfermos de Covid-19, explica que los pacientes «más que tristes están aburridos, sobre todo los mayores».

Las medidas de seguridad con una constante. «Si antes entrabas diez veces a ver a un paciente, ahora intentas concentrar todo para entrar sólo una vez. ¿Lo mejor? «Da mucha alegría cuando les dan el alta».

Una de las cosas que más le ha llamado la atención es que, llegado el momento de volver a casa, hay mucha gente que tiene miedo y no se quiere ir.

Sin embargo, el miedo para ella no es un problema. «No tengo miedo a contagiarme, mi mayor miedo es hacer algo con un paciente que, por mi desconocimiento, pueda perjudicarle». «No hay que tener miedo, pero sí cuidado y mucho respeto».

Es algo que, por su profesión, lo tiene interiorizado. «Hemos decidido ser médicos por algo y si has elegido una profesión como esta, tienes que apechugar».

Esta médico de 34 años lleva bien su nueva vida personal en soledad. «Me organizo y hago muchas cosas» Su carácter positivo le hace ver la situación desde una perspectiva optimista. «Está yendo a mejor y la UCI no se está sobrecargando. Hay respiradores vacíos y se está siendo muy restrictivos con los ingresos».

Cuesta aprovecha para recordar las bondades del sistema sanitario español, «sobre todo por la gente que forma parte de él».

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