Diario de León

Tres hipótesis y un mismo resultado

DL

DL

Publicado por
N Ángel Alonso Álvarez Profesor de Inteligencia Artificial. Universidad de León
León

Creado:

Actualizado:

Estamos inmersos en una guerra. La primera guerra mundial del siglo XXI. A mí no me ha sorprendido. La Historia de la Humanidad nos enseña que cuando la pirámide del poder se descompone solo hemos sabido resolverlo recurriendo a la guerra.

Hasta la fecha, la forma más eficiente de organización social es la piramidal (unos pocos mandan, el resto obedece). Todos los intentos de organizar la sociedad de otras formas han sido menos eficientes y por eso fracasaron.

Después de una guerra, cualquier guerra, los que ganan organizan la pirámide del poder a su manera. Ellos deciden quiénes mandan y quiénes obedecen. La pirámide es una estructura muy estable. El problema es que muchos de los que quedan en la base de la pirámide quieren escalar, obtener mejores posiciones, más poder. Es un proceso lento, pero imparable. El resultado es que la pirámide se deteriora. Poco a poco deja de ser una pirámide y se vuelve inestable.

Cuando la pirámide del poder se deteriora surgen tensiones y conflictos. La gobernabilidad se hace más y más difícil. Eso es lo que estaba sucediendo en los últimos años. No teníamos estructuras eficientes para gestionar la globalización y la creciente multipolaridad. La crisis económica de 2008 lo agravó todo. Era cuestión de tiempo que esto estallara.

Históricamente la guerra y la tecnología han seguido caminos paralelos. En todas las guerras se usaron las herramientas más poderosas (la tecnología más puntera) que existiera en aquel momento. Además en todas las guerras se realizaron avances muy notables en todos los campos de la tecnología. Un ejemplo reciente. Internet se desarrolló como consecuencia de la Guerra Fría entre Rusia y EE UU.

¿Cuál es la herramienta más poderosa que tenemos en estos momentos? La Inteligencia Artificial. El ser humano lleva milenios fabricando herramientas para mejorar sus capacidades de actuación. Pero hasta fechas muy recientes no fue capaz de fabricar herramientas para mejorar las capacidades de nuestro cerebro. Si el cerebro es lo más valioso que tiene el ser humano, la Inteligencia Artificial (herramienta para mejorar la actuación de nuestro cerebro) es lo más poderoso que existe en la actualidad.

En esta guerra el virus fue el detonante, un elemento necesario, pero poco importante en la estrategia general. Lo verdaderamente relevante es el uso que se está haciendo de la Inteligencia Artificial, junto a las poderosas redes de comunicación que existen. Nunca antes fue posible llevar mensajes en tiempo real a toda la Humanidad.

La posibilidad de manipular las emociones y el razonamiento de las personas de forma masiva es una realidad. ¿Se está haciendo? Yo pienso que sí. ¿Cómo trabaja la Inteligencia Artificial? Puede procesar miles de millones de datos en muy poco tiempo. Puede buscar relaciones no previstas entre esos datos. Puede lanzar determinados mensajes y comprobar cómo reacciona la población. Pero, ojo, la IA es una herramienta, no es autónoma. Hace lo que el usuario le dice que haga.

Manipulando a la población se está, indirectamente, manipulando a los inversores, a las instituciones y a los gobiernos. Las bolsas se han hundido. ¿Manipulación? ¿Casualidad? ¿Lógica? Que cada cual piense lo que quiera, pero se han hundido. Muchas empresas están técnicamente quebradas.

La reflexión anterior es fruto de un razonamiento que contiene elementos especulativos. Por eso, obviamente, puedo estar equivocado. Me referiré a ella como la primera hipótesis. Voy a ofrecerle al lector otras dos hipótesis. Supongamos que el virus no fue liberado intencionadamente, pero alguien percibió que era una gran oportunidad para lanzar una guerra sicológica usando toda la potencia de la Inteligencia Artificial y de las redes de comunicación. Esta sería la segunda hipótesis. La tercera hipótesis consiste en suponer que todo ha sido fortuito, que nadie está manipulando nada, que sencillamente estamos ante una situación de caos.

No se me ocurren más hipótesis para explicar lo que nos está sucediendo. Pudiera ser que hubiera una cuarta, quizás una quinta. No lo sé. Pero da igual. El resultado va a ser el mismo. Nos enfrentamos a una situación típica de postguerra (post-caos). Lo vamos a pasar mal, asumámoslo. Habrá gente que sufrirá mucho. Lo que ha pasado ya no lo podemos evitar. Lo que sí podemos es prepararnos para lo que va a venir, de la mejor forma que se nos ocurra.

Necesitamos pensamiento estratégico. No basta con resolver el futuro inmediato. Tenemos también que buscar soluciones para el medio y el largo plazo. Además de resolver los problemas que nos va a dejar esta crisis tenemos que prepararnos para afrontar la siguiente con más garantías de éxito. Construyamos una España más robusta. ¿Cómo?

Hay cosas que ya tenemos, basta con seguir mejorándolas. Tenemos una sociedad muy solidaria. Tenemos bastante resistencia sicológica, fruto de nuestra gran experiencia histórica. Tenemos una juventud bien preparada. Un porcentaje muy alto de españoles tiene su vivienda en propiedad. Somos autosuficientes en alimentación, con alguna excepción. Todo esto es mucho y muy útil para una situación de crisis. Pongámoslo en valor.

¿Qué nos falta? Sobre todo autonomía industrial. Hemos externalizado la mayor parte de la manufactura. Y lo poco que hacemos es ensamblar lo que otros diseñan. Dependemos demasiado del exterior.

Lo más importante es pensar en el futuro con creatividad. Tenemos que desechar lo que se ha demostrado débil y construir lo que parezca más robusto. ¿Qué aspectos del modelo actual están resultando débiles? Para empezar todas las mega-estructuras: mega-ciudades, mega-fábricas, mega-aeropuertos, mega-puertos, etc.

No necesitamos renunciar a la fuerza de la cooperación, pero hay que cambiar el modelo de funcionamiento. En vez de construir una fábrica gigantesca, construyamos muchas fábricas pequeñas, distribuidas por todo el territorio y trabajando coordinadamente en red, con protocolos comunes. De esta forma no perdemos la fuerza de la cooperación y eliminamos los problemas de las aglomeraciones. También eliminamos los riesgos de quiebras gigantescas. Es más fácil asumir la quiebra de una pequeña fábrica y también es más fácil reflotarla.

Otro aspecto del modelo actual que está entrado en crisis es el monocultivo. La biología nos enseña que es mucho más robusta la diversidad que el monocultivo. Tenemos que diversificar nuestro modelo productivo para que nuestra capacidad de crear riqueza mejore. No podemos apostar en exceso por unas pocas actividades, como por ejemplo el turismo.

Para afrontar con más éxito futuras pandemias debemos redistribuir la población y los servicios por todo el territorio nacional. Renunciemos a las grandes ciudades, el hacinamiento es negativo. La tecnología está lista. El tráfico de datos, imágenes y voz ya llega a cualquier lugar. Está automatizado. Para completar la redistribución de la población con garantías de eficacia y calidad de vida solo nos falta automatizar el transporte de mercancías y personas. Estamos en condiciones de hacerlo, manos a la obra.

Si hacemos muchas cosas nos podemos equivocar en algunas. Si no hacemos nada o seguimos haciendo lo mismo de antes nos equivocaremos en todo. No podemos dejar en el paro a nuestros jóvenes y mucho menos enviarlos a Alemania. Tenemos que ponerlos a trabajar a todos, para que construyan su futuro. ¿Cómo? Inyectando liquidez, la que sea necesaria, para que se creen miles de nuevas empresas. Empresas orientadas al futuro, usando la tecnología digital y creando mucha tecnología digital.

¿De dónde sacaremos el dinero? Para eso están los bancos centrales y el respaldo de un estado con ganas de construir su futuro. ¿Y, si no nos deja la UE? Pues tendremos que decirle que nuestra supervivencia y nuestra dignidad están por encima de nuestro europeísmo.

La inteligencia está para usarla. Usémosla.

tracking