Diario de León

Crisis por el coronavirus

Los hogares atenúan la caída en las ventas de alimentación provocada por el cierre hostelero

Productores y mayoristas sustentan un mercado en el que las frutas caen un 14%, el pescado un 35% y la carne un 43% Las ventas suben en pequeñas tiendas y la distribución anota incrementos en los pueblos

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León se puede parar porque ellos no dejan de moverse. Las colas que dan vuelta a la esquina desde antes de las nueve de la mañana ante la puerta de los comercios se alimentan antes de que crezca el día. El rastro se pierde en el desvelo de Julio Martínez para adelantarse a la llegada del pescado con el foco indiscreto de la luna. El turno lo da el tempero madrugador del invernadero de Secos del Porma con el que Yolanda López mete el campo en la ciudad y las manos cargadas de huerta de los hermanos Jesús y Alberto Frías Sánchez de Villafalé. Mientras el León que se queda en casa aún duerme, el tejido de abastecimiento de alimentos conspira para aprovisionar a un mercado en el que, pese a los condicionantes de la crisis, el aumento del consumo de los hogares amortigua el desplome provocado por la hostelería.

El análisis toma los datos de la estadística de Mercaleón. El gerente del mercado mayorista, Carlos Javier Suárez, compara las tablas de la jornada del Miércoles Santo del pasado año con las cerradas en esta ocasión. El cotejo de las cifras muestra que en el pescado se ha bajado un 35%, en la carne un 43 % y en las frutas y verduras un 14 %, aunque esta última semana presente una subida del 27% con respecto a la precedente. Los números muestran en frío el comportamiento de un sector en el que la hostelería tiene un peso capital en una provincia como León, más si cabe en esta época festiva, pero en el que también se aprecia «el palo de los mercadillos» de venta que se han cerrado, como advierte el responsable de la gestión de las instalaciones. Dentro de un espacio por el que pasan «entre cerca de 450 personas diarias», el protocolo de desinfección y control en el que «se han implicado la UME, las policías y los servicios veterinarios municipales» deja a cero el contador de positivos por coronavirus detectados. «No hay ninguno hasta ahora que sepamos y aquí nos conocemos todos», concede.

Los productores reclaman su importancia en el abastecimiento porque sin ellos «esto se cae»

Mercaleón se arma con diez negocios de mayoristas de fruta, tres de pescado, tres de despiece de carne —de los cuales uno ha cerrado estos días porque vendía sobre todo para hostelería y comedores escolares—, uno de logística frigorífica otro de logística en general y un cash. Como añadido presenta un importante semillero de once agricultores que comercializan sus productos de manera directa dentro de un modelo que se quiere incentivar más aún desde el mercado, denominado «última milla y cercanía», en el que se favorece a los productores leoneses y se añade el beneficio de la reducción de la huella ecológica.

El ejemplo cunde en Yolanda López. Lleva «desde que se abrió» el mercado, hace casi 27 años, recuerda, sin dejar de trajinar entre cajas de pimientos, tomates y lechugas que cultiva en sus invernaderos de Paradilla de la Sobarriba y Secos del Porma. Se levanta «antes de las seis» y no sabe «lo que son las vacaciones, salvo algún fin de semana suelto o un día por ahí», relata como parte del sector primario que estos días se reivindica como «eslabón fundamental de la cadena». «Si no estamos nosotros, esto se cae. La gente tiene que darse cuenta de la importancia que tenemos todo el tiempo . No que pase esto y vayan a los grandes supermercados, sino a los comercios pequeñas que tienen el buen producto local», abundan los Hermanos Sánchez Frías, de Villafalé, que anotan una subida en la demanda sobre todo de «lechuga» y una bajada de «espinacas y acelgas», además de que se han quedado sin venta de «plantón por el cierre de los mercadillos». «Somos el primer paso y el segundo en la cadena», apostilla Francisco Martínez, de Villamañán, otro de los agricultores que se arraciman en Mercaleón.

ESPECULACIÓN

Junto con estos productores, en Mercaleón se alistan grandes mayoristas. Un ejemplo es Frutas El Bierzo, cuya bajada de ventas es de «un 30 % en volumen y un 20% en facturación». «Las tiendas compran más, pero hemos perdido los bares, los restaurantes y los colegios», reseña Joaquín Seijas, quien traslada que «las tiendas demandan productos de primera calidad». Los precios «han subido casi todos un poco sobre todo por empresas de abajo», en referencia al sur de España, «han hecho recortes porque no tienen trabajadores y no hay abastecimiento suficiente» de algunos productos, como «las fresas o las mandarinas». En el diagnóstico coincide José María Flórez, de «Frutas Flórez», quien incide en que junto a la pérdida de la hostelería les ha afectado de manera notable «el cierre de los mercadillos», aunque se ha incrementado «la venta a las tiendas». En su oferta, el coste de «los cítricos y las verduras» aumenta porque «la especulación es grande, hay menos mano de obra y la demanda a nivel europeo crece».

En el Mercado del Conde, los comerciantes resisten con entregas a domicilio que ya suman el 50%

La merma la sienten también los pescaderos. Daniel Guaipo, operario de «Pescados Colinas», que depende de «la lonja de La Coruña», la cifra en su caso «en torno a un 75 %», mientras que Julio Martínez, de «Ferju», calcula que los precios han bajado «cerca de un 20%» y resalta que la mayoría se vende»en los supermercados grandes, que han «acaparado el mercado» al comerse a «las pescaderías tradicionales». «Ahora, trabajamos más para ganar menos», resume.

Mayor es el desplome en la carne. Aunque parece que «empieza la normalidad tras dos semanas con un parón gordo», como describe José María Fernández, de «Bayón Blanco». La explicación está en «la hostelería». El distribuidor precisa que «no ha habido mucha variación en los precios», pero avanza que «van a empezar a bajar» porque «no se puede aguantar más de tres meses en congelación». «El cerdo y el pollo se notarán y el cordero ya está notándose», insiste.

No han variado en el cash and carry de Cuevas. El negocio, que opera como mayorista para profesionales de bebidas, alimentación y menaje, ha «perdido los de clientes de la hostelería», pero sin embargo venden «más» para las tiendas de «los pueblos», como cita Luis Álvarez. El responsable de la empresa remarca que la explicación está en el «aumento de la movilidad que ha hecho que «llegue más gente a zonas como Valencia de don Juan, Cistierna o Riaño». «No compensa, menos aún en estas fechas de Semana Santa, aunque amortigua», sentencia el comerciante. En la lista de la compra, especifica, destacan «la cervezas y los aperitivos», mientras que notan ya «restricciones en los productos de la limpieza, como la lejía, y ahora también con las harinas». La radiografía la completa José Manuel Castillo, transportista del operador logístico «Panero», quien destaca la demanda de «fruta, huevos y leche» y confirma el incremento de las mercancías que se mueven para los núcleos rurales.

DESAHOGO Y COLAS

Más cerca, en pleno casco histórico, las ventas se resienten. El Mercado del Conde Luna, ya de por sí en caída, aguanta con 10 puestos abiertos. Sólo dos han cerrado, como cita Ariana Suárez, de «Cárnicas Suárez», quien remarca que «la gente» acude para «compras más abundantes, aunque luego no se les ve en una semana». Dentro de la clientela, la comerciante anota una curiosidad: la entrada de «gente que antes no venía porque en el horario de apertura trabaja y que ahora sí puede acudir». Al margen de la hostelería, cifra la bajada en «un 35%», pero sí incluye al sector alcanza «el doble», pese a que «la mitad de los servicios se llevan a domicilio, en colaboración entre todos».

Las colas que han llenado toda esta semana los supermercados por las fiestas crecieron más ayer

En la esquina, «Pescados El Rubio» tiene cola. «La gran mayoría está siendo por encargo», refieren Eusebio Fernández, Sergio Fernández y Jesús Crespo, quienes admiten que «el consumo de los hogares está siendo bueno». Entre los productos están «vendiendo muchísimo salmón» y notan que faltan «algo más algunos mariscos, como las nécoras o las otras». «Hay que cuidar al pequeño comercio, que es el que nos está sacando del día. Sería bueno que nos acordaremos de los pequeños ahora pero que no se nos olvide para después», subraya Raúl Martínez, quien espera turno.

El Mercado del Conde, ayer. FERNANDO OTERO PERANDONES

Fuera, en los distintos barrios, los grandes supermercados alistan colas. En el «Alimerka» de la avenida Roma, Encarna Avía espera para entrar. Alarga todo lo que puedo la compra. Intentó hacerla el martes, «a las tres, al salir de trabajar, pero ya casi no había nada». «Me ha pillado el día peor», comenta, al tiempo que pasan tres militares de patrulla. Más allá, en la puerta de Julio del Campo del Mercadona, hace guardar el orden Javier. Cuando llegaron a abrir, antes de las nueve de la mañana, «ya había seis o siete personas». «Hay compras grandes para estos días que va a estar cerrado pero también hay quien sigue viniendo a por una pijadina y no se dan cuenta de que eso hace que tardemos más en salir de esto», lamenta. Al fondo, se pierde de vista el turno.

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