Diario de León

CARTA DE UN TRABAJADOR

La joya de la corona

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León

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Érase una vez, una ciudad, hoy conocida como Cuna del Parlamentarismo, en la cual reinaba la alegría, los jóevenes alternaban en discotecas, cafeterías, las familias subsistían hasta final de mes, todos tenían trabajo.

En sus afueras, un buen empresario fundó en unos pajares una empresa y poco a poco superó el medio centenar de asalariados, el 95% mujeres.

La empresa fue progresando, se trabajaban las 24 horas en turnos de ocho. La maquinaria se modernizó y todo esto llamó la atención a los buitres bancarios.

Un día, una entidad se hace cargo de la Joya, la instalan en unas modernas naves, con oficinas dignas de Palacio. Las paredes interiores de cristal, cafetería, médico, enfermería calefacción por aire y 600 empleados que cada semana llevaban un salario digno para mantener una familia; por si fuera poco, muchos trabajos los realizaban familias en sus casas, es decir, ya empezaba la economía sumergida.

Pasaron los años y la Joya se fue oxidando; aunque sus productos eran los preferidos por los mejores comercios nacionales, los banqueros y directivos dueños de tal evento se cansaron y cedieron la Joya, ya casi bisutería, a un mirlo blanco que acabó estafando hasta al mismo Cabildo maragato.

La prole trabajadora se sentía impotente. El país estaba a punto de una inminente transición, no había libertad de expresión, mandaba el poderoso, los sindicatos su andadura y salvo una persona sólo querían su protagonismo.

Pero siempre hay alguna esperanza y salió a la palestra David y Goliat.

David, se podría decir, lo componían tres trabajadores: Vice, Arca y …; Goliat: empresa, acreedores, Justicia, policía, etc.

Tras muchas andaduras, llamadas telefónicas a todo tipo de organismos; amparados a última hora por un honorable juez, asesorados por un gabinete de la capital de España, David no logró mantener los puestos de trabajo pero sí una indemnización 30 veces superior a la que les habían ofrecido.

Han pasado los años y una parte de David se pregunta: ¿Nos dieron la indemnización para callar? ¿Dónde están los culpables? ¿Qué fue del mirlo blanco?

Anoche tuve un sueño: Hace 45 años....

Un abrazo, compañeros de la empresa Joya

¡Ah! Se me olvidaba: la Joya se llamaba Tilsa.

VICENTE GONZÁLEZ

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