Diario de León

Adriana Fernández nieta de un paseado

«La peor muerte es la del olvido y el silencio»

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Antonio Fernández, El Cesterín , fue paseado el 9 de octubre de 1936 en Villanueva de Valdueza. Tenía 24 años y dos hijos. Constantino, que contaba año y medio de edad, y Antonio, con dos meses.

«Mi abuelo estaba cenando con la familia cuando vino a buscarlo el camión de la muerte», cuenta Adriana Fernández. La hija de Constantino nació y vive en Argentina a donde emigraron su padre y su tío en el año 1952.

En casa apenas le hablaron del episodio que acabó con la vida de su abuelo. El rompecabezas de su historia lo empezó a reconstruir por su decisión de involucrarse en «el reclamo de justicia por los delitos cometidos por la dictadura cívico-militar de Argentina».

Los cursos sobre terrorismo de Estado le llevaron a España y al franquismo. «Relacioné historias, fechas, el por qué mi abuelo estaba en una fosa... así que decidí ponerme en contacto con la ARMH y plantearles mis dudas, tenía datos exactos, papeles, la historia que mi papá me contaba. Un rompecabezas que comenzaba a armar... Al mes me enviaron vía mail una partida de defunción de mi abuelo que decía que había muerto ‘en la lucha contra el marxismo’», relata.

Primero reconstruyó su historia: «Le mandaron ir a buscar a Nicasio Astorgano, alcalde republicano de San Esteban de Valdueza y como sabía que le iban a matar le avisó y al otro día van a buscarlo con el camión».

Fue torturado, «tenía heridas de arma blanca», y paseado. El Cesterín fue obligado a cavar su propia tumba. El 9 de octubre de 2011, en el 75 aniversario de su asesinato, excavaron la fosa de La Cortea, salieron a la luz los restos completos de Antonio Fernández y tras tomar las muestras para el examen de ADN fue enterrado en San Esteban de Valdueza.

«Ninguna autoridad eclesiástica ni del ayuntamiento se presentó, es más, en una resolución la justicia española dictaminó que los hechos ‘no justifican delito’», lamenta la nieta. El resultado de la prueba genética fue positivo. Constantino murió hace un mes y pronto sus cenizas reposarán junto al padre en el Bierzo. «El franquismo los separó pero la lucha que llevamos adelante los nietos y los familiares hace que las historias resuciten, tengan identidad y ya no las alcance la peor de las muertes, la del olvido...», subraya.

«Nunca terminaré de agradecer a la gente de la asociación todo lo que hacen para recuperar la Memoria Histórica y arrancarla de las garras del silencio cruel de tantos años», agrega. Adriana Fernández se ha sumado a la querella contra altos cargos del franquismo que tramita la jueza argentina María Servini de Cubría.

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